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Serkan no podia quitarle los ojos de encima, habían pasado solo un día encerrados en su departamento después de la boda. Él hubiera querido irse directamente a la luna de miel pero Eda le recordo que tenían demasiado trabajo por hacer, más la ya inauguración del restaurante en cuestión de días. No podian irse aún, no podian abandonar la oficina a su suerte por lo que decidieron que pospondrian la luna de miel para otro momento, aunque Eda dijo que a ella no le importaba, Serkan no estaba de acuerdo con eso el quería llevarla a un hermoso lugar donde solo sean los dos y pueda a tener a su esposa solo para el.

La veia gracias a que la puerta de la sala se encontraba abierta y que Eda hoy había decidido trabajar en la sala comun. Estaba concentrada en estos momentos pero a veces levantaba la vista para mirar a su atractivo esposo también.

—Se que eres un recién casado feliz, pero podrias prestarme atención Serkan. Te estoy hablando del presupuesto de Qatar— se quejo Engin pero su amigo parecía no querer darle su atención.

—SERKAN— grito él haciendo que además de su amigo, todos los que trabajaban en el área común lo escucharan.

—¿Qué sucede?— pregunto Serkan encogiendose de hombros.

—Que dejes de mirar a tu esposa dos segundos. Necesito que hablemos de esto— pidió Engin totalmente serio para después fruncir su ceño.

—¿Ves? ¿Ves en lo que me has convertido? Ahora el que parece adicto al trabajo soy yo. ¡Esto no funciona así Serkan, así no!— exclamó Engin sacandole una sonrisa a su amigo.

—Pues ya era hora de que te preocuparas un poco. Además tu bien lo dijiste, soy un recién casado, lo único que quiero en este preciso instante es estar con mi esposa en nuestra luna de miel pero como no puedo... al menos me deleitare mirandola trabajar— se excuso Serkan haciendo rodar los ojos de su amigo.

—Se quedaron para trabajar, cuando tengas tu luna de miel puedes deleitarte con ella todo lo que quieras. Cuanto antes terminemos los proyectos importantes, antes podrás irte. Así que concentrate— había dicho de forma firme Engin pero Serkan solo levantó una de sus cejas mientras formaba una burlesca sonrisa en su rostro antes de asentir.

—Esta bien, dejare de mirarla. Porque tienes razon— contesto él.

—¿La tengo?— pregunto Engin sorprendido.

—Si, pero no te acostumbres a ello— contesto haciendo que Engin frunza su ceño antes de sacarle la lengua cual niño. Cosa que lo hizo rodar los ojos antes de ponerse a trabajar.

Tuvo que dedicarle varias horas al trabajo, dandose breves segundos para ver a su esposa.

Eda por su parte tambien lo miraba mucho, trabajaba y se daba breves recreos solo para observarlo. Le gustaba tanto verlo trabajar, se veía tan guapo sentado ahí en la sala, totalmente concentrado. Pero lo que mas le gustaba era pillarlo mirandola, eso le sacaba una auténtica sonrisa.

—Estas babeando— susurro Piril al pasarse por su lugar, haciendola reir.

La pelirroja inspeccionaba el trabajo de los demas, mientras elegía los materiales para las respectivas decoraciones.

—Calla— susurro Eda en respuesta sacandole una sonrisa a su amiga.

—¿Tomamos un café después?— susurro de vuelta Piril.

—Me encantaria— respondio Eda antes de seguir con su trabajo.

Una media hora mas tarde Serkan observaba como Eda y Piril salian del área común juntas.

—¿A donde se van?— pregunto Serkan recibiendo una mala mirada de parte de su amigo.

—Y yo que se, dejalas— contesto Engin antes de volver su vista a la computadora. Pero su amigo necesitaba una respuesta.

𝒀  𝒔𝒊...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora