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El tiempo pasaba demasiado rápido, tan rápido que todos ya se encontraban contando los días para la llegada de uno de los nuevos miembros de la familia Bolat. Ceren estaba a punto de dar a luz, estando en la semana treinta y nueva, la rubia esperaba por segundo conocer a su hijo al igual que Murat y el momento había llegado.

—Y a nosotros aun nos falta— susurro Serkan mientras tocaba el hinchado vientre de su esposa. Aunque Ceren le llevaba casi tres meses de diferencia a su esposa, Eda tenía el vientre bastante abultado para ser uno de unos seis meses pero la explicación estaba en que en el segundo mes descubrieron que tendrían... mellizos. Serkan se habia quedado anonadado con la noticia al igual que los abuelos de los bebés pero pronto ese asombro se tranformo en aun más anhelo y más euforia por el momento. Con cada mes que pasaba el pelirrojo y su hada se ponían aun más felices, y la sorpresa que llegó dos meses después de descubrir que eran dos eran que serían... una niña y un niño.

—Si así es, recuerda que hoy tenemos una ecografia antes de ir a acompañar a Murat— dijo Eda mientras se preparaba para levantarse.

Hoy Ceren tenía su cesárea programada, sería por la tarde y Murat y la rubia no daban más de ansiosos.
En estos meses Eda habia ayudado a su amiga a preparar el cuarto del bebé junto con Melo.
Fifi no se encontraba con ellas porque había tomado un trabajo de varios meses en Londres, pero como buena tía consentidora, mandaba regalos tanto para el pequeño de Ceren como para los pequeños de Eda.

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Serkan se emocionaba en cada ecografia que tenían, le encantaba escuchar el alboroto de latidos que causaban sus bebés, así como también le encantaba sentir sus pataditas. Aunque últimamente también se preocupaba por su esposa, los bebés estaban creciendo y estaban oprimiendo mucho los órganos de Eda, su hada se sentia incomoda para dormir a veces y por la misma razón él tampoco dormía. Pero ambos se sentian igual de felices por recibir a sus hijos.

Habian llegado al hospital hace un par de minutos, pronto su ginecólogo los atenderia. 
Serkan habia vuelto loco al pobre médico en los primeros meses, casi al punto de hacerlo renunciar pero Eda intervino justo a tiempo para que eso no pasara, ella se sentia muy a gusto con el doctor Cenk y sabía que esa confianza no era fácil de replicar con cualquier otro asi que sería mejor que su esposo dejara un poco de lado las riendas para que sea ella la que se encargará de hablar al menos por teléfono con el médico.

—Llevamos más de diez minutos sentados aqui— se quejo Serkan mientras veia su reloj.

—Serkan... llegamos diez minutos antes. Tal vez por eso seguimos sentados aqui— contesto Eda mientras sonreia.

—¿Ves? Me haces enojar y ellos patean. No me hagas enojar— dijo la castaña después, pero lo único que el pelirrojo había escuchado era "patean" así que enseguida llevo su mano hacia el vientre de su hada pero ya no había movimiento alguno.

—Ya no patean— dijo él haciendo un mal puchero.

—No, porque patean cuando me enojas. Ahora no quieren patear para su papá— se burlo Eda antes de dejar un beso en sus labios.

—Ya, ya se que este doctor te gusta. Lo siento bebé— se disculpo él haciéndola sonreír.

—Perdonado, aunque te amaría más y te perdonaría más si nos compras helado— canturreo Eda haciendolo rodar los ojos.

—Veremos. Sabes... he estado pensando, dentro de poco seremos cinco en la familia— comento Serkan mientras Eda asentia.

—Si, ya sabíamos eso mi amor. ¿Y que?

—Que, he pensado que necesitamos más espacio. Pensaba en que podíamos comprar una casa, o hacerla. Una donde los niños tengan su habitación, nosotros la nuestra, donde haya un gran patio para que Sirius juegue con ellos. Donde tu y yo tengamos un estudio para trabajar... no podemos acomodarnos todos en el departamento. Ni en el mio, ni en el tuyo— concluyó Serkan volteando a ver a su esposa que lo miraba con una sonrisa ladeada.

𝒀  𝒔𝒊...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora