—¿Enserio? ¿Otro bebé?— pregunto Aydan en cuanto llego a su hogar.
Después de la noticia todos se quedaron a cenar en casa de Aylin y Mustafa, los cuales estaban muy entusiasmados por la llegada de su primer nieto. Aunque nadie estaba más emocionado que Seyfi cuando se entero una media hora después.
—Creo que voy a tener que quedar más tiempo en casa. Imaginanos con dos nietos— comento Alpekin con una sonrisa ladeada.
—¡Dos nietos Alpekin! ¿En que momento pasamos a esto?— dijo exageradamente Aydan haciendo reir a su esposo.
—Bueno... ya escuchaste a Aylin. Puedes pedirles que te llamen tia— se burlo Alpekin sabiendo que en el fondo su esposa si estaba entusiasmada por la llegada de sus nietos.
Él aún podía recordar cuando Serkan y Murat eran niños. Cuando Serkan apenas era un bebé. Aydan era una maravillosa madre, y lo seguía siendo aunque con el tiempo ambos, ella y él se habian... alejado de ellos.
—Ya veremos— murmuró Aydan en respuesta.
Lo cierto era que la rubia estaba tomando en cuenta las palabras de su esposo y además empezaba a sentir un poco de... celos por los Yrildim y su buena actitud con Serkan y prácticamente con todo lo que había acontecido en tan poco tiempo.
Aylin siempre le había caído bien, eran amigas inclusive pero nunca habían tenido que competir, por así decirlo.
Y ahora sentía que Aylin tenía un poco de razón. Ser abuela de los niños sería un privilegio, más teniendo en cuanta que Eda y Ceren tenían amigas que serían tías de los niños. Y Aydan Bolat no podía ser una más del montón.••••••
Serkan había dejado a su esposa en casa. Tenía trabajo pero pensó en posponer todo en cuanto noto que tan afectada la habian despertado las nauseas a su hada, pero Eda insistio en que fuera a la oficina prometiendole que no se quedaría sola y que además lo mantendría al tanto.
El pelirrojo hasta logró hacerla prometer que se llamarían cada una hora cosa que a la castaña ya le parecía demasiado exagerado pero sabía que su robot haría cortocircuito de tanta preocupación.
En cuanto Serkan se fue, Eda quiso probar con desayunar otra vez y mientras le hablo a la única que persona que la entendería en estos momentos y seguramente estaría libre. Ceren.
La rubia le contesto de inmediato a su mejor amiga asegurandole que iría enseguida ya que desde el embarazo había tomado la mala decisión de trabajar desde casa y eso ya la tenia agotada.
—Dime que voy a poder comer— se quejó Eda mientras le abria la puerta a su amiga que reia.
—Puedes. Yo apenas y voy saliendo de las nauseas— comento Ceren mientras le daba un pequeño abrazo.
—¿Como lo llevas?— le pregunto la castaña.
—No me quejo y Murat esta como loco pensando en preparativos de la habitación y con que ya tendrá un pequeño primo con el cual jugar— contesto la rubia haciendo a su amiga reir.
—Serkan esta igual de entusiasmado. Aunque... también yo, estoy muy ilusionada— admitio Eda.
—Igual que yo. Aunque creo que no habrá nadie más ilusionado que la tía Melo— dijo Ceren sacandole una carcajada a Eda.
Era cierto. Melo había estado entusiasmada desde que supo del embarazo de Ceren pero ahora que su dada también estaba esperando un hijo la emoción ya no le cabía en el cuerpo.
La tía Melo se la pasaba mandando mensajes en el grupo de las chicas, repita para bebés, muebles para bebés, juguetes a por montón.

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𝒀 𝒔𝒊...
Hayran KurguSerkan Bolat y Eda Yildiz... Que tan distintos hubieran sido si todos aquellos obstáculos que les dificultaron su unión en otra vida, ahora no estuvieran. Y si así fuera... estarían juntos?