Capítulo 9

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Pasaron cerca de una hora allí sin hablar y solo admirando el paisaje cada una enfrascada en sus pensamientos. Valentina sabía que Juliana solo quería ayudarla a que la hacienda prosperara, pero sus intenciones eran solo para llevarla a la cama y embarazarla ese era el trato, es por eso que una gran parte deseaba que la hacienda no prosperara por lo menos hasta dentro de dos años. Otra gran parte se sentía culpable por pensar así ya que ese lugar era el legado que le dejo su padre. Pero otra lado una mínima parte de su ser deseaba darle esa familia que Juliana quería.

No lo admitiría pero lo que pasó la noche anterior le había gustado y eso era lo que le molestaba. Si no hubiera sido por la mamá de Juliana se hubiera entregado a ella y no sabía que pesaba más en su cabeza, si era la rabia por haberse dejado llevar o la interrupción de Lupita. Por su parte Juliana solo pensaba en qué hacer para levantar ese lugar. El solo hecho de recordar como estuvo a punto de poseer a su esposa la noche anterior la excitaba mucho. Necesitaba tenerla, quería sentirla, acariciarla, recorrer todo su cuerpo no solo con su boca sino con su lengua.

Una corriente de excitación la comenzó a recorrer en ese instante y las ganas de tumbar a Valentina en la hierba para hacerle el amor la asaltaron, por un segundo estuvo a punto de brincarle encima pero no lo hizo. Sintió como su miembro se iba levantando y se obligó a calmarse. Recordó su trato y solo la haría suya cuando levantaran la hacienda o en dos años, pero se sentía tan frustrada en ese momento. Se suponía que al casarse tendría relaciones con su mujer. De reojo vio a Valentina y bajo su vista a sus senos a pesar de esa camisa algo holgada podía verlos. Se excito de nuevo y eso la hizo molestar mucho consigo misma, ¿Cuándo fue la última vez que se sintió así? ¿Solo pensando en sexo?

Eso le ocurrió durante todos sus 15 años, tanto era su desesperación que fue a un burdel en el centro y para su mala suerte su madre compraba con unas amigas cuando la vio entrar, eso la indigno tanto que Lupita entro y la saco por una oreja regañándola por hacer eso. Nunca volvió a un lugar y no por falta de ganas sino por las palabras de su madre. "Ellas sólo quieren dinero y nada más, El sexo no lo es todo en la vida para tomárselo tan a la ligera. Además que pasará cuando encuentres a la mujer de tu vida ¿Qué pasará esa noche especial? Ya no lo será ya que no esperaste por ella, por dedicarte a tener acostones vacíos y sin sentido." Eso le había hecho pensar que su madre tenía razón, pero ahora estaba casada con alguien a quien solo deseaba en su cama pero que no amaba y por supuesto que tampoco la amaba a ella. Luego de un momento analizo que su madre era la causante de sentirse frustrada sexualmente hablando, solo suspiro y siguió viendo el paisaje. Un momento después sin decir nada se levantaron para irse, pero se golpearon y perdieron el equilibrio cayendo Juliana sobre Valentina ambas solo se miraron a los ojos.

—Creo que es hora de irnos — dijo Valentina nerviosa por esa cercanía pero sin dejarla de mirar a los ojos.

—Si creo que es algo tarde — dijo la morena sin siquiera moverse.

—Si es tarde — dijo la rubia ruborizada.

—Si es tarde — repitió la morena y por la ley de la atracción sus bocas fueron acercándose hasta que se unieron en un beso lento.

Pasaron cinco minutos besándose de esa manera lenta y sin prisas, solo dedicándose a tocar sus labios y en alguna ocasión jugar con sus lenguas, no les faltaba el aire ya que el beso era suave no lo intensificaron solo estaban sintiéndose, hasta que así como empezó se separaron la rubia estaba muy sonrojada al igual que la morena, pero el desconcierto fue grande al ver que estaban muy cerca de la orilla del lago, pero lo que más le extraño era que Valentina estaba sobre Juliana, ¿En qué momento habían cambiado de posiciones? ¿En qué momento habían llegado hasta la orilla del rio? Eran como tres metros de donde cayeron y donde estaban, solo se vieron a los ojos y luego de darse un pequeño piquito sin saber por qué se levantaron, no dijeron nada y montaron sus caballos y se dirigieron a la hacienda en silencio eso sin duda había sido extraño, al llegar Mateo y Román las vieron y rieron por debajito eso desconcertó a Valentina pero no les dijo nada, Juliana llevo a ambos caballos a las caballerizas y les comenzó a quitarle la silla a Argos cuando escucho con claridad a los dos chicos.

Me enamore de mi esposa - Adapt Juliantina G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora