War of Hormone - Jintae Omegaverse

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Jin oppa! Ten una cita conmigo, por favor. Prometo cocinar y llevar tu comida favorita. ¡Eres tan guapo! Me gustas mucho.

Att. Wendy

Teléfono: 88017500772

Seokjin arrugo aquella nota fastidiado. Como esa eran decenas de notas que dejaban en su casillero. Finalmente, la boto con las otras que no había querido ni siquiera leer.

— ¿Por qué botaste mi nota? — escucho una voz femenina tras de si — ni siquiera la leíste.

Cuando Seokjin volteo a mirar se encontró con su fiel admiradora Jisoo con sus cachetes inflados y su trompita estirada simulando enojo. Le hizo un gesto cansino dándole a entender que se iba.

— ¿acaso no te gusta mi olor?

Seokjin frunció su ceño tocando el puente de su nariz.

— ¿podrías darte un poco de valor?

— Pero ¿Por qué siempre me rechazas? — dijo con ánimo decaído.

— Simple, porque no estoy interesado.

— ¿y que tengo que hacer?

— Nada. No tienes que hacer nada — dijo mientras caminaba hacia su practica de basquetbol.

Seokjin caminaba realmente con ánimo fastidiado preguntándose cuando lo dejarían en paz. Sobre todo, los omegas como Kim Jisoo, los cuales no se rendian a pesar de sus continuos rechazos. O aquellos como Ken, que luego de una follada creían que seria amor eterno. Se preguntaba como es que alguien con tan solo 16 años podía pensar en amor eterno siendo tan joven. Simplemente le fastidiaba. Se rio de solo pensar en aquella pregunta tan absurda sobre si le gustaba su olor. Si hubiera sido sincero le hubiera dicho que contrariamente le disgustaba. Su olor a chicle y caramelo eran excesivamente dulce para su gusto. Sobo su nariz en disgusto de solo recordarlo.

Irónicamente al girar para ir al siguiente pasillo, su nariz percibió un olor que llamo su atención. Un olor dulce y fresco en la medida perfecta. Se detuvo tratando de encontrar de donde provenía. Movió su cabeza en varias direcciones buscando hallarlo, pero se había ido. Frunció su ceño y se regaño a si mismo determinando que había sido su imaginación. Pero al dar unos pasos más volvió a sentir el olor aun más fuerte. Se detuvo nuevamente inspeccionando el lugar. Busco por algunos minutos sin ver nada hasta que observo un cuaderno entre las plantas. Al tomarlo en sus manos, el delicioso olor a frutos rojos inundo su sistema embriagándolo. Cerro sus ojos inhalando fuertemente metiendo su nariz en el cuaderno.

— ¡Mejor vámonos! — escucho la voz de un omega asustado.

— ¡No! es mi cuaderno. No puedo perderlo.

Cuando Seokjin abrió los ojos vio a dos omegas hermosos. Los vio abrir sus ojos espantados al verle.

— Te dije que nos fuéramos — susurro uno de los omegas al otro.