Kim Taehyung es un lindo omega muy peculiar para la generación a la que pertenece, ya que aun cree en el amor puro y verdadero. Sueña con ser cortejado de manera romántica como lo fue su padre omega por su madre Alfa. Sin embargo, todo parece ser un...
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Taehyung no podía creer lo que sus ojos veían. El dolor que se agolpo en su pecho comenzaba a ser insoportable. Ver a Seokjin besar apasionadamente a un omega mientras lo manoseaba y lo apretaba contra su cuerpo era algo muy doloroso de ver. Luego Seokjin se voltea y en lugar de preocuparse solo sonríe maliciosamente y le echa en cara lo que él no le da y otro si esta dispuesto a darle. Taehyung quiere correr y gritar del dolor que siente, pero sus pies se quedan apresados en el piso sin poder apartar la mirada de como otro es quien disfruta del cariño de Seokjin. Su dolor es tan punzante que no puede más emitiendo un grito agudo. Es tanta la fuerza que ejerce que se da cuenta que todo fue producto de una pesadilla luego de haber despertado abruptamente, y en realidad se encuentra en su habitación.
Taehyung respira agitado, mira a su alrededor asegurándose de que todo ha sido un sueño y se percata de que son las 2 y 13 de la madrugada al observar su reloj electrónico. Cerró sus ojos y respiro profundo agradeciendo que aquello fuera un sueño. Se recostó tratando de tranquilizarse, pero aquel sueño lo dejaba algo inquieto luego de la pelea habían tenido.
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— ¿Qué haces aquí Jin? ¿acaso estas peleado con tu amorcito? — se burló Hyungjin.
— ¿no tienes nada que hacer? — le miro molesto.
— De hecho si. Aunque viéndote así no se si desanimarme.
— ¿a que te refieres? — le miro intrigado.
— Bueno, pues dabas alarde que estar enamorado era tan magnifico que quise darme una oportunidad con esta chica. Pero viéndote así ya no se que pensar.
— ¿chica? ¿Qué chica?
— No se si la conozcas. Se llama Min ah. Creo que podrías hacerlo. Es amiga de tu novio.
— No tengo la menor idea. Solo tengo ojos para mi bebé.
— Oh vaya...yo pensé que estabas enojado con él.
— Que lo este no significa que no lo quiera.
— ¿y de verdad vale la pena? Digo, antes de que meta la pata.
