25 de agosto
Afortunadamente ayer mi madre no se enteró de nada. Gracias al ingenio de Pedri y de su hermano supimos disimular bastante bien. Volvimos a casa y me pasé la noche en mi habitación recordando lo que había pasado.
Y al despertar... vinieron las dudas. Pedri y yo no habíamos vuelto a hablar después de lo que pasó entre nosotros y la desconfianza empezó a crecer en mí. ¿Y si realmente solo quería sexo y todo era una excusa para conseguirlo?
No era el momento de culpabilizarse porque yo lo había deseado en todo momento, pero sé que en el fondo yo no era así. ¿Y ahora qué? Es la pregunta que mi cabeza no dejaba de resonar. Como siempre mi desconfianza me llevó a imaginarme los peores escenarios posibles.
Me vinieron a la cabeza las historias que me contaba Chiara de otras chicas del instituto. Siempre se repetía la misma historia. Ellas se ilusionaban, ellos las utilizaban y se olvidaban de ellas. Mierda, Valentina. Luego, recordé la desconfianza con Marco en ese terreno. Me sentía fatal porque no debería ser tan confiada con la gente.
No me apetecía hablarlo con Chiara y no podía contárselo a mi madre, así que decidí escuchar música en el jardín. Cuando era la hora de comer, mi madre se acercó a donde estaba tomando el sol:
-Valentina, ya está la comida. ¿Hoy irás a casa del vecino?
-Ottimo, no hemos hablado así que no creo.
-Parece buen chico y su hermano también.
Si tú supieras...
Me pasé toda la tarde pintando. Dejé el cuadro de la piscina apartado y empecé a improvisar otro cuadro, al final decidí dar forma a un paisaje de playa. Ojalá poder teletransportarme a los tiempos en que Chiara y yo íbamos juntas a la playa. Por la noche, sin noticias del vecino, me asomé a la ventana y no había nadie en el jardín. Algunas luces de su casa estaban encendidas. Tampoco yo tuve la intención de escribirle, necesitaba tiempo para pensar.
Decidí ocupar mi mente un rato leyendo hasta que llegó el desafortunado mensaje...
Pedri: Vecinita, ¿mañana segunda clase de italiano?
Ese mensaje aún alimentaba más mis miedos. Calma, Valentina. Decidí no contestar hasta el día siguiente. Esa noche vi todos los vídeos que conservaba con Marco en la nube. Vídeos tontos en clase, la cena que organizó por nuestro primer mes, el día que fui a verlo jugar y me dedicó un gol, la primera fiesta en su casa...
Deseé poder volver un instante a esa felicidad, pero no quedaba nada de aquel Marco de esos vídeos. No luego de vivir estos últimos meses.
A las 4 de la mañana, sin poder dormir aún, pensé que lo más coherente era hablar con Pedri de lo que me había sucedido. Y si las cosas fluían que lo hicieran de forma más lenta. Aunque eso probablemente provocase que dejáramos de vernos. Pese a las horas, le contesté en ese momento para no arrepentirme después y no hacerlo.
Hola, Pedri. Mañana nos vemos. Dime a qué hora te viene bien y me paso.
Me tranquilizó un poco saber que podría hablar con él y ver cómo reaccionaba. Antes de conseguir dormirme, estuve planeando cómo iba a decirle lo que sentía e intenté imaginarme sus respuestas. Probablemente, fuese comprensivo conmigo, pero cabía la posibilidad de que no le interesase más que para divertirse.
Lo que ocurriría al día siguiente no entraba en mis planes ni en mi mente.
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La clave (Pedri González) [Parte 1]
FanfictionValentina es una chica nueva en la ciudad de Barcelona. Intrigada por las acciones de su vecino, luchará por conocer a ese chico que no logra sacar de su cabeza, Pedri. Valentina desconoce la importancia de Pedri y eso hará que él pueda divertirse c...