XL. El partido

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12 de septiembre

Y el silbato sonó. Al principio, Alejandra me mencionó el nombre del resto de jugadores y me comentó algunas acciones de falta o fuera de juego. Asentía e le preguntaba por cosas obvias para hacerle ver que no estaba a disgusto. La verdad es que mi mente había desconectado del partido e intentaba asumir que aquel jugador con el número 16 era Pedri, mi Pedri. El vecino que me había hecho la existencia agradable desde que llegué a España. Cada vez que se acercaba por la banda y lo podía ver más cerca, confirmaba que era él. Santa Madonna.

Después de la fase de conmoción, empecé a analizar el porqué de ocultarme aquello. Entiendo que al principio no fuese lo más importante, pero después de la conversación sobre la confianza ¿Por qué no quiso decírmelo? ¿Era esto la sorpresa de hoy? ¿Creía que me aprovecharía de él si me lo contaba? Y entre esas preguntas, llegó el primer gol, todo el mundo gritó y se levantaron. Yo imité a Alejandra, la veía tan feliz.

-Dios mío, ¿lo has visto Valentina? Ha sido un golazo.

Me alegraba verla así.

-Enhorabuena, están jugando bien.

-Muy bien, dentro de cinco minutos está la pausa de la primera parte, podemos ir a por bebidas si quieres.

Asentí, estaba deseando salir de allí y hablar con Chiara. Y aún no había caído en lo más importante, la cena de esta noche. Antes de que que se terminase la primera parte, un pase de Pedri dio el segundo gol.

-Pedri es impresionante, menudo pase ha dado a Griezmann para el gol.

Mientras ella aplaudía y gritaba gol, yo recordaba cuando estábamos en su casa y él me dijo, pase lo que pase no olvides lo especial que ha sido esta noche. No esperaba que dentro del pase lo que pase entraba el descubrir que era un jugador importante de uno de los mejores equipos de la ciudad. Cinco minutos después, finalizó la primera parte y Alejandra me cogió de brazo y subimos corriendo hacia dentro del estadio.

-¿Quieres ir al baño? Yo no voy a ir, pero mientras compro las bebidas puedes aprovechar, luego se llena mucho.

-Sí, mejor voy a aprovechar para ir.

Cuando entramos en el pasillo, ella me indicó dónde estaban los baños, tenía que andar 200 metros más. Ella se quedó en el stand de bebidas. En cuanto me separé de ella, saqué el móvil y miré el WhatsApp, a Pedri no le había llegado ni el mensaje. Genial. Iba caminando y buscando el número de teléfono de Chiara para contárselo, cuando de repente me choqué y el móvil se cayó.

Joder, cazzo di merda. Fui a recogerlo y escuché una voz que me sonaba.

-Uy, Valentina ¿qué haces aquí?

Lo cogí del suelo y levanté la vista, era Mateo.

-Uy, qué casualidad. Hola, he venido a ver el partido con una amiga.

-Muy bien, espero que te esté gustando el partido. Allí, está Pau, hemos venido los dos solos.

-Qué bien. Me alegro de verte.

-Adriana nos dijo que vendrías otro día, espero que así sea.

-Sí, claro. Otro día nos vemos, voy a ver si mi móvil no ha muerto.

-Eso espero, Valentina, yo también me alegro de verte.

Y me fui hacia el baño. El teléfono de Chiara daba señal, pero no me respondía. Me encerré en uno de los cuartos de baño y le escribí lo que había pasado.

-Ya lo he descubierto. Es un jugador famoso del FC Barcelona. Hoy tenía una sorpresa preparada. ¿Acudo y se lo cuento o me voy a casa y le ignoro infinitamente? No puedo hablar, estoy con mi compañera de bádminton. Joder, Chiara. Me lo dijiste, pero la gente suele ocultar mierdas, no esto. Te necesito.

La clave (Pedri González) [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora