CII. Todo al rojo

3.1K 112 5
                                    

***********************

¡Feliz año nuevo 2022! 

************************

14 de noviembre

-Valentina, preguntan por ti.

La cabeza de mi madre asomaba en la puerta del despacho, el teléfono fijo portátil estaba en su mano derecha. En tono bajo le pregunté quién era. Levantó sus hombros así que interpreté que no tenía ni idea. Cogí el teléfono.

-¿Quién es?

-Tu peor pesadilla.

-Cristian, ¿ya has conseguido estudiar todo lo que habíamos hablado?

-Evidentemente no. Vengo a sacarte de casa.

-A sacarme como al perro ¿no?

-Venga, Valentina no seas aburrida.

-Estuve ayer en casa de Pedri y me queda aún por repasar.

-Ver Netflix y practicar anatomía no cuenta como salir de casa.

-Cuéntame tu maravilloso plan.

-Una amiga de una amiga ha organizado una pequeña fiesta en una pequeña sala que está cerca de mi casa. ¿Por qué no te pasas y vamos aunque sean unas horas?

-Dos horas y nos volvemos a casa.

-Hecho. Gracias, en mi casa a las 6.

Acabé de repasar y fui a ducharme. Me arreglé y pensé en llamar a Pedri, pero se me adelantó.

-Hola, vecinita. ¿Qué tal la tarde de estudio?

-Muy bien, me ha dado tiempo a repasar todo. Te iba a llamar ahora.

-Me alegro vecinita. Yo pensando en lo bien que lo pasamos anoche. ¿Y eso?

-Sí que lo pasamos bien, sí...

Rió.

-Había pensado que podríamos repetir y luego podemos pedir algo para cenar.

-Me parece un plan perfecto, solo que me voy dentro de poco con Cristian a tomar algo. Me ha prometido que serán solo dos horas, así que ¿te parece que vaya directamente a tu casa luego?

-Vale, aquí te espero. Jugaré a la play mientras.

Sabiendo que iba a ver a Pedri después decidí ponerme un vestido negro y aquellas medias rojas que Chiara y yo nos compramos juntas en el mercado de Navidad de Milán.

Mi madre me llevó hasta casa de Cristian y desde allí fuimos al sitio como acordamos. Cristian tenía demasiadas ganas de fiesta para tener que ir al día siguiente a clase y yo me mantuve firme en mis dos horas.

Entramos y había mucha gente. Cristian me cogió la mano y nos deslizamos entre la multitud. Enseguida encontró a un par de amigos y se paró a saludarlos. Me los presentó y seguimos el camino hasta una mesa vacía.

-Y esta es la nuestra, querida. ¿Qué quieres tomar?

-Lo que quieras. Te dejo elegir.

-Vengo enseguida.

Me quedé allí sentada y saqué el móvil. Vi que los últimos mensajes que me había escrito Pedri y los contesté. Sentí como que alguien me miraba fijamente, pero alcé la cabeza del móvil y no había nadie. Son imaginaciones tuyas, Valentina. Cristian volvió y bebí de aquella copa cuyo contenido desconocía. Una copa y a casa de Pedri. Un chico se acercó a Cristian y se sentó allí. Vaya. Invitado inesperado. Seguí bebiendo de mi copa y de nuevo me puse con el móvil. Estaba tan distraída que no me di cuenta de que alguien tocaba mi brazo.

La clave (Pedri González) [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora