XXXII. La despedida

5K 182 3
                                    

6 de septiembre

Chiara tenía todo listo cuando me despertó. Me había dejado dormir más después de lo que pasó anoche.

-Val, si necesitas quedarte aquí no hace falta que me acompañes.

-Tranquila, aún tengo fuerzas para subirme al coche.

Me levanté y me abrazó.

-Val, sabes que esa chica no es de fiar. Si eso que suponemos es verdad, Pedri merece no volver a verte nunca. Piensa y cuando estés calmada, enciende el móvil y aclara las cosas. Será lo mejor para ti, no te comas la cabeza ni evites el tema, háblale claro. Se nota que le gustas, pero oculta algo. No sé si ese algo era Cris o qué es. Por favor, trata de descubrirlo. No quiero que nadie más te haga daño. Te quiero.

-Yo a ti más mi Chi.

Nos volvimos a abrazar.

Camino al aeropuerto, estuve dándole vueltas a la advertencia que me había hecho Chiara. Aunque me jodiera, tenía razón y mi intuición no había vuelto a fallar. Chiara mantuvo a mi madre entretenida contándole todo lo que hicimos juntas estos días. Era una experta socializadora, siempre le decía que podría meterse en política, llegaría a presidenta de la República seguro.

Escuché como mi madre le decía que el próximo año visitaríamos Milán, pero que la próxima vez que viniese, intentara estar más tiempo. Ojalá fuese así, el finde se había pasado volando y pronto tendría que empezar en un nuevo insti con nuevos compañeros.

Aunque evitase el tema de Pedri, mi mente siempre volvía a él. Cerré los ojos y intenté dormir un poco más, pero fue imposible. Cuando llegamos al aeropuerto, acompañamos a Chiara a la Terminal donde salía el vuelo y allí nos despedimos de ella. Cuando me abrazó, me susurró:

-Recuerda lo que te he dicho esta mañana, te quiero mucho.

-Ti amo, Chi. Llama cuando llegues a Milán.

POV Pedri

Ya habíamos llegado a la Ciudad Deportiva, pero no había entrado aún a las instalaciones. Releí los mensajes que le envié anoche a Valentina:

Hola, vecinita. He estado entrenando y luego descansando en casa. ¿Qué tal con Chiara? ¿Habéis pasado buen día? Me ha contado Fer que os ha traído a casa.

Imagino que por las horas que son, no vendréis. No sé si viste mis llamadas. Ya me cuentas mañana. Buenas noches, preciosa.

Volví a llamarle y su teléfono estaba apagado. Me extrañó que estuviera tanto tiempo sin mirar el móvil. Sentí una mano en el hombro y me giré, era Piqué.

-¿Qué haces aquí? ¿Necesitas algo?

-No tranquilo, iba a entrar ya.

Fuimos juntos a los vestuarios y nos cambiamos antes de ir al campo.

-¿Cómo ves el partido del domingo contra la Real Sociedad?

-Todavía quedan días hasta el domingo, prefiero centrarme en el entrenamiento de hoy.

-Así me gusta, mente centrada.

Le guiñé el ojo. En realidad, no quería pensarlo porque mi mente estaba en otro lugar, mejor dicho, en otra persona. El entrenamiento transcurrió con normalidad, en el último partido me tocó con el grupo de los titulares así que intuí que el miércoles podría ser convocado. Tenía muchas ganas de disfrutar con el balón y más en un partido de Liga. Cuando acabamos, Koeman me llamó para explicarme los movimientos de ciertas jugadas que habíamos ensayado. Decidí quedarme para practicar lo que me había señalado. Perdí la noción del tiempo. Un miembro del equipo técnico me dijo que llevaba una hora de más y me aconsejo descansar. Así lo hice.

Me duché y miré el móvil. Todavía Valentina no había dado señales de vida. La llamé otra vez y el móvil seguía apagado. Durante el viaje de vuelta a casa, pensé en si pasarme por su casa. Quizá sería la mejor opción. Cuando llegué a su puerta sentí una sensación extraña.

Llamé y su madre me abrió, me comentó que Valentina estaba con migrañas y se había acostado.

-Pedri es mejor que vuelvas esta tarde. Valentina lo pasa mal cuando está así y es mejor que descanse. Cuando hemos venido del aeropuerto ya se encontraba mal.

-Vengo esta tarde entonces.

Cuando me dirigí a casa, pensé que las chicas ya no estarían. Por fin, la casa entera para los dos. En ese momento me temí lo peor. La tarde anterior, Cris subió de la piscina a su habitación y me preguntó si podía entrenar allí. Inconsciente de mí, acepté. ¿Y si le había dicho algo a Valentina?

No te pongas en lo peor, quizá no te ha respondido por la migraña. En el fondo, sabía que pasaba algo más y no quería aceptarlo.

Comí y me puse a revisar el correo. Tenía que grabar varios vídeos para una marca durante esta semana, tendría que hablarlo con Fer cuanto antes. Todavía no había vuelto, así que imaginé que aprovecharía para ir a la ciudad a comprar. Me acosté un rato en el sofá y a las 17:30 decidí salir para allá. No hacía ni 3 horas que había estado en la puerta de su casa, pero ya podría considerarse como la tarde ¿no?

Esta vez me abrió la puerta su padre y me informó de que Valentina seguía en su habitación.

-Pasa, vecino. Puedes entrar a verla, pero háblale despacio y no enciendas la luz.

Subí las escaleras y entré a la habitación a oscuras. Cuando me acerqué a la cama, vi que estaba durmiendo así que decidí sentarme en un hueco de la cama y esperar a que ella se despertase. Imaginé que en cuanto se levantase, podría besarla. Me equivocaba y media hora más tarde supe el porqué. 

La clave (Pedri González) [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora