3 de octubre
Los fantasmas asustan más de lejos que de cerca. Nicolás Maquiavelo.
En cuanto Fer y yo estuvimos sentados, fingí tener que ir al baño y él se quedó consultando su móvil. Llamé a Chiara. Le conté lo último que había pasado con Mateo.
-Recuerdas aquella fiesta de fin de curso en que un amigo de Marco se puso pesado contigo.
-Maddona, el chico que me susurraba en las fiestas.
Reí.
-Sí, ese. Te acuerdas cuando en esa fiesta decidiste pasar al Plan B.
Escuché como Chiara reía.
-Claro que me acuerdo, el chico ni se enteró de que era lesbiana. ¿Por qué me recuerdas esto?
-Porque voy a hacerlo hoy con Mateo.
-A ver, a ver Valentina. Entiendo que estés mal y que quieras solucionarlo, pero es arriesgado. Si me costó a mí siendo lesbiana...
-Es mi última alternativa.
-¿Y si te sale mal qué? Pasarás por una experiencia horrible.
-¿Peor que las amenazas?
-Te entiendo, yo valoro mucho mi privacidad. Pero cuidado, Valentina. Manténme informada de todo.
-Tranquila, gracias por tus palabras. Activo el Plan B de Chiara.
-Qué nombre... Espero que funcione por tu bien, Val. Te quiero.
-Y yo a ti.
La buena de mi amiga Chiara improvisó un plan para deshacerse del chico. Le emborrachó y se lo subió a una sala. Allí fingiendo estar borracha cedió a sus peticiones y dejó que la besara. Mientras él seguía besándola, ella aprovechó para ir quitándole la ropa. Ella solo tuvo que desabrocharse la camisa. Lo llevó frente a un armario y allí le hizo confesar que había estado acosándola. Le sacó fotos y se marchó. Al día siguiente, le envió las fotos y audios que había grabado. No volvió a cruzar una palabra con ella. Mi apuesta era arriesgada, pero si salía bien no volvería a saber nada de Mateo.
Respiré profundamente dos veces antes de subir las escaleras que me llevaban a los asientos. Al entrar vi como Fer hacía una stories de campo, Pedri ya calentaba en el campo y mi mente aún recordaba lo sexy que estaba posando para las fotos.
-¿Qué miras embobada, vecina?
-A tu hermano.
Se rió y volvió su vista al móvil. El partido comenzó bien, el equipo de Pedri se puso con ventaja antes de la primera mitad. Fer se fue a por comida mientras yo me quedé esperando a que comenzase la segunda parte. Sonó mi teléfono móvil.
-Ciao Chi?
-¿Estás viendo el partido?
Otra vez, Mateo.
-Sí.
-Hora de irse a casa, Valentina. Te espero en el parking que hay al lado de la salida.
-No pienso irme ahora.
-Está bien.
Su silencio implicaba mucho más.
-Salgo en cinco minutos.
Solo quería gritar de rabia, pero todo esto iba a acabar. Tenía que atreverme, por Pedri y por mí. Fer volvió y le dije que tenía que irme a casa porque me dolía mucho la cabeza, luego le escribiría a Pedri. Mi corazón se aceleró conforme iba bajando escaleras hasta la salida. Encontré a Mateo con cara de satisfacción apoyado en una de las paredes de la entrada del parking. Entramos en silencio y llegamos a su coche. Rompí el silencio haciéndole una propuesta que no se esperaría.
-¿Te apetecen unas cervezas?
Mateo giró la cabeza y levantó las cejas.
-Claro, tengo en casa. ¿Prefieres una marca en concreto?
-No, la que tengas está bien.
Asintió con la cabeza. Mateo subió el volumen de la música y se lo agradecí, mi corazón latía fuerte, intentaba calmarme, pero no podía. Sería capaz de meterme tanto en el papel. Cuando llegamos a casa, sus hermanos no estaban, comprobó que sus padres tampoco así que me invitó a subir arriba. Entre la habitación de Mateo y Pau había una terraza con sofás y una mesa.
-Siéntate, tranquila. ¿Quieres vaso con la cerveza?
Negué con la cabeza y contemplé las vistas desde allí. Apreté los puños con fuerza, Pedri estaba en mis pensamientos, seguramente no se habría dado cuenta de que ya no estaba en el campo. Mateo trajo las bebidas y se sentó.
-¿Y este cambio tan repentino, Valentina?
Llegó el momento de fingir, respira. Valentina. Me di unos segundos para contestar.
-Las cosas no van tan bien como creía con Pedri.
-¿Tú estás bien?
-Sí, pero necesito olvidar.
Bebí un trago mientras miraba al horizonte, vi como Mateo se tensaba. Lo tenía donde quería.
-Oye, siento lo que pasó aquella noche. Fue el alcohol.
Callé, no necesitaba que se disculpara ahora. Solo quería llevarlo a mi terreno. Me terminé la cerveza y le pedí otra. Era consciente de que iba a emborracharme también yo, pero creo que eso me daría el valor que me faltaba para llevar el plan. Cuando volvió, se sentó más cerca de mí. Notaba su calor. Empezaba a hacer frío y lo noté.
-¿Quieres una chaqueta?
-No hace falta.
Me acerqué más a él. Las cervezas iban haciendo efecto en nosotros. Mateo empezó a disculparse por más cosas. No le contesté y nos miramos cara a cara. Él se acercó esperando mi reacción y yo lo besé. El juego había empezado. Actúa como si disfrutases. Mantén la mente fría. Noté sus manos en mi cuello y después bajando por el cuerpo. Cerré los ojos. Actúa, ya. Aproveché que se separó un poco para levantarme. Él se me quedó mirando y yo caminé hacia dentro de la casa. Me sentía mareada por las cervezas pero mi objetivo seguía estando claro. No sabía cual era su habitación así que me frené y él me guió hacia ella. Mientras él cerraba las persianas, yo dejé mi bolso en su escritorio. Saqué el móvil, enfoque y puse a grabar. Todo estaba preparado.
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La clave (Pedri González) [Parte 1]
FanfictionValentina es una chica nueva en la ciudad de Barcelona. Intrigada por las acciones de su vecino, luchará por conocer a ese chico que no logra sacar de su cabeza, Pedri. Valentina desconoce la importancia de Pedri y eso hará que él pueda divertirse c...