XLVIII. La película

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19 de septiembre

POV Pedri

Las palabras de Fer me retumbaban en la cabeza. No desconfiaba de Valentina pero me había condicionado para llamarla por teléfono. Me sorprendió la conversación que tuvieron, sé cómo es el carácter de Valentina, en parte entiendo su reacción, pero... no sé algo fallaba. Me jodió que anoche no hubiera pasado nada más, recuerdo las veces que la frené y ahora me arrepiento, sentía que ella no estaba segura del todo y pese a ser paciente tenía un límite. Miré el reloj y decidí hacer palomitas, traer las mantas, sacar bebidas. Cuando tuve listo todo, salí a esperarla, no quería ser impaciente, pero cuando escuché el ruido del coche me asomé para verla.

Y ahí fue la primera vez que vi a Mateo. Ella se bajó del coche y le despidió con la mano, él le sonrió y arrancó. No me considero celoso, pero verla bajar del coche de otro chico no había sido mi experiencia favorita del mes. Ella se quedó buscando algo en el bolso y luego se encaminó hacia aquí. Tocó al timbre y le abrí la puerta. Valentina se lanzó a abrazarme.

-Hola, vecinita. Yo también tenía ganas de verte.

-Me ha traído a casa Mateo, uno de los dos hermanos que son amigos de Adriana. Ellos todavía iban a quedarse más tiempo.

Valentina parecía haberme leído los pensamientos, esa información me dejo más tranquilo, incluso más por no haberle preguntado. La estreché otra vez contra mí. Ahora solo necesitaba decirle que necesitábamos aclarar esta situación.

Entramos y nos sentamos en el sofá, decidimos poner una película que recomendaba Netflix, pero creo que poco nos importaba a ambos. Valentina cogió las palomitas y empezó a comer. Le pregunté que me contase sobre la comida, pero tampoco me contó mucho. Me pasó palomitas y me estuvo contando el enfado de su madre en el coche. Ahora empezaba a entender porque ella era tan crítica con sus padres. Estaba preciosa vestida de blanco, le resaltaba el color de piel, cruzó las piernas en el sofá y se hizo una coleta para estar más cómoda. No podía dejar de mirarla. Ella se dio cuenta y sonrió, puso una mano sobre mi cabeza y me acarició el pelo. Me apetecía besarla.

-Oye Valentina ¿cómo te sientes?

-Me siento genial.

-Me refiero con respecto a lo mío.

-Ah.

-A veces siento como si no hubiese pasado nada, pero en otras...

-Te entiendo, no pretendo hacerte daño, ni jugar contigo. Lo he procesado y lo acepto, Pedri. Solo falta aprender a dejarlo atrás.

-¿Crees que será mejor si no nos vemos?

-No tengo la respuesta. Solo quiero disfrutar del momento.

-Ya, vecinita, pero me gustaría que disfrutaras al completo.

Ella alzó las cejas.

-¿A qué te refieres?

Sonreí.

Ella asintió con la cabeza.

-Si vuele a surgir, dejemos que fluya sin pensar en nada más ¿Vale?

Escuchando sus palabras, ya me encargaría yo de que fluyese.

Se levantó bastante aire de repente y fui a cerrar las cristaleras, Valentina aprovechó para echarse una manta y la compartimos cuando volví a mi asiento. A estas alturas no sabía quién era el protagonista de la película. Mi objetivo era hacerla disfrutar y no iba a parar hasta conseguirlo. Pensé en si era mejor ser sutil o lanzarme directamente, pero para mi sorpresa fue ella quien empezó todo. Se apoyó en mi pecho y empezó a acariciarme la mano y el brazo. Solté mi brazo para acariciarle la cara y ahí la besé. Fue un beso corto y me separé un poco, notaba en sus ojos las ganas, igual que las mías. Volvió a acercarse a mi boca y ese momento fue el detonante. Nos besamos y la ayudé a ponerse encima de mí, se quitó la parte de arriba y fue inevitable no dirigir mis manos hacia sus pechos. Valentina se levantó y se deshizo de su pantalón así que yo hice lo mismo.

-Bonitos boxers, vecinito.

Me levanté y la cogí en brazos. Ella no se lo esperaba. Subimos las escaleras hasta mi habitación y la deje en la cama. Saqué los preservativos y volví a besarla. Ella se pegaba a mí y yo a ella.

-¿Estás mojada, vecinita?

-Compruébalo tú mismo

Acaricié con mis dedos la tela de su ropa interior y arqueó la espalda, me moría de ganas por estar dentro de ella.

-Estás lista para mí...

-Siempre lo he estado, Pedri.

No podía aguantar más, me puse un preservativo y me coloqué encima de ella.

-Hazlo ya, por favor.

Hice caso a su súplica, me sentía tan jodidamente bien dentro de ella. Aceleré el ritmo y la escuchaba gemir, sabía que no tardaría mucho en acabar. Paré para besarla y como un bálsamo para mis pensamientos escuché como decía que era mía. Seguí esperando a que llegase al orgasmo cuanto antes cuando ella me pidió que parase.

-¿Estás bien, Valentina?

Ella asintió y me indicó que quería cambiar de postura, se puso encima de mí, las vistas eran magníficas. Valentina tomó el control y alternaba diferentes ritmos lo que me llevó al orgasmo enseguida. Ella gimió a la vez que yo. Cuando salió de mí, se tumbó al lado.

-Eres una diosa.

-Me ha encantado, Pedri.

La besé. Le señalé que iba a limpiarme y ella aprovechó también para hacerlo.

Volvimos a tumbarnos en la cama y nos abrazamos. Dios mío.

-Para ser la segunda vez que lo hago con un famoso, esta vez siendo consciente no está nada mal.

Reí y la abracé más fuerte.

-Eres de lo que no hay, Valentina.

-Me lo tomo como un piropo, vecinito.

Valentina empezó a sentir frío y le dije que tenía la camiseta que le presté la otra vez en el cajón, se levantó a ponérsela y se tumbó de nuevo. Ahora sí que la realidad se parecía cada vez más a mis sueños.

-Pedri, la película ha estado muy bien.

-La mejor que he visto este año, vecina.

-¿Sí? Pues vas a tener oportunidades de volverla a ver.

Sonreí.

Veía a Valentina feliz y eso era lo que verdaderamente importaba. Cuando nos dimos cuenta, su madre había vuelto a llamarla.

-Dile que cenas aquí y luego te acompaño.

-Será mejor que no empeoremos las cosas, Pedri.

Acepté resignado, me hubiera gustado quedarme toda la noche con ella en mi cama. Ya habría tiempo para ello. Nos vestimos y la acompañé a su casa.

-Ánimo para esta semana.

-Igualmente, Pedri. ¿Nos veremos algún día?

-Vamos hablando y vemos cuando podemos. Gracias por lo de hoy.

-Ya sabes que estaré encantada de ver pelis en tu casa.

Valentina me guiñó el ojo y me besó. Me sentí diferente al volver a casa, ojalá esa felicidad durara eternamente. 

La clave (Pedri González) [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora