XCVIII. Entrenamientos y enfrentamientos

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3 de noviembre

POV Pedri

Apenas pude dormir de la rabia. ¿Nuestra relación siempre iba a ser así? Me jodía más reconocer que me había comportado como un gilipollas con el tema del viaje, las llamadas, etc. Quizá había confiado demasiado en ella. Fui al entrenamiento con ganas de dejárselo claro a Gavi. En el comedor no estaba ni el vestuario tampoco. Mierda. Me encontré con uno de los preparadores físicos. Entrenamientos divididos. Mierda. Me tocó salir al campo y allí tampoco estaba. ¿Sabría él lo que había pasado? ¿Seguían hablándose? Más tarde o más pronto, nos veríamos.

-Ey, little boy ¿Estás muy serio tú hoy?

Era Piqué. Negué con la cabeza y seguí haciendo el ejercicio. Notaba el cuerpo cansado y había conseguido olvidarme por un momento de todo lo que había pasado. Llegó el turno de cambiar de entrenamiento, pero en mi caso me obligaron a estirar bien e ir ya al vestuario. Me duché y cuando iba a cambiarme entró alguien. Era él.

-Hola, Pedri. Quería hablar contigo.

-Eres un puto mentiroso.

Me levanté y me encaré con él.

-Haz lo que quieras, pero así vas a perder a una persona que te quiere de verdad.

-¿Me explicas por qué estuvo en tu casa y luego me lo ocultáis?

-Pensábamos contártelo los dos y explicártelo bien.

Me giré e intenté calmarme, pero era imposible.

-¿Explicarme el qué? Sé como la miraste el día que nos encontramos.

Gavi giró la cabeza y no me contestó.

-Vino a casa porque estaba mal. No se sentía bien en esa fiesta. Estaba mal por ti ¿sabes? Yo le dije que no se preocupase, que en cuanto volvieses hablaríais y todo saldría bien.

Al escuchar esas palabras, me quedé callado. Pensé que podía ser cierto y yo liándosela, pero la rabia era más fuerte.

-¿Y para eso tenías que llevarla a casa?

-¿Hubieras preferido que la hubiese dejado allí sola? Lo hice porque eres mi amigo. Nunca hubiese pensado que te hubiera sentado mal.

-¿Y entonces por qué ella no me lo dijo?

-Intentó contártelo, pero no pudo.

-No quiero saber nada más.

-Respecto a mí, haz lo que quieras, pero no le hagas daño a ella. No se lo merece.

Gavi cogió sus cosas y salió de allí. En el fondo, sabía que podía tener razón, pero mi cabeza me hacía imaginarlos a los dos juntos.

Pronto empezaron a llegar otros compañeros y quise marcharme de allí cuanto antes. Volví a casa y vi que Fer no estaba. ¿Seguiría durmiendo? No había activado la alarma, así que no había salido. Subí a mi habitación y me encontré a Valentina durmiendo. Su mochila estaba apoyada en la pared cerca del mueble. No la cagues otra vez, déjala dormir y ya hablaréis. Se había saltado las clases y me sentía mal. Sé que ella no lo haría de no estar mal.

Me tumbé a su lado y la observé dormir. Estaba preciosa. Se giró, estiró un brazo y siguió durmiendo. Se despertó y me vio allí. Nos miramos y en vez de hablar, la besé. Se notaba que había estado llorando.

-Ven aquí.

La abracé y se sentó en mi regazo.

-Siento mucho todo, yo me encontraba mal...

-Porque fui un gilipollas por irme así y por hablarte mal por teléfono.

Ella no contestó.

-Las últimas semanas los dos habíamos estado ocupados y el viaje fue bastante improvisado porque hubo un problema con el bar de mis padres. Por eso mi hermano y yo decidimos irnos en cuanto pudimos. No tuve tiempo de avisarte porque fue precipitado y tampoco quería preocuparte, mis padres están bien. Y me dieron recuerdos para ti. Disculpa por hablarte así, pero además mis agentes me presionaron con unos trabajos de publicidad y la presión en esos momentos podía conmigo. Ya sabes que siempre te cuento mis cosas, pero esto ha sido demasiado a la vez y no he podido procesar todo aún.

Ella asintió con la cabeza y me acarició.

-Entonces ¿estamos bien?

-Sí, Valentina. En otro momento hablaremos de todo lo del viaje. No llores más. Todo tiene solución, vecinita. Estaré aquí contigo. 

Ella se lanzó a besarme y yo la correspondí. Encontré esa calidez en sus labios, sus manos sobre mi cuello, su cuerpo encima de mí. Aún así, quería comprobar si lo que decía Gavi era cierto. Sabía que Valentina le atraía y ya buscaría un plan para intentar desvelarlo.

-El viernes nos han invitado a una cena, ¿te apetece que vayamos juntos? 

-Claro que sí.

Allí descubriría que sentía Gavi por ella. Ella no tenía ni idea de que él acudiría.

Valentina me abrazó y se durmió sobre mí. Volver a tenerla cerca era como volver a casa.

La clave (Pedri González) [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora