XCIX. Más secretos

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5 de noviembre

Aquel viernes, Pedri vino a mi casa antes de que estuviese arreglada. Se entretuvo hablando con mi madre mientras yo terminaba de maquillarme. Le llamé cuando estuve lista y observó mi ropa.

-Ese top te queda...

La forma del cuello en barca hacía que los hombros se quedasen medio al aire y el rojo del top conjuntaba perfectamente con el pantalón vaquero. Cogí una chaqueta y salimos de casa. Subimos a la furgoneta que nos llevaría al restaurante. En la puerta estaba uno de los compañeros de Pedri, Ansu. Tras las presentaciones iniciales, los tres entramos en el restaurante.

María era una chica guapísima, pelo castaño rizado, sonrisa perfecta, un vestido y unos tacones de infarto. Nicolás la acompañaba. Era otro compañero de Pedri. Desde el bar nos indicaron que había dos mesas y que en la nuestra solo estarían los jugadores y sus acompañantes. Nico se quedó con la cumpleañera y nosotros 3 nos sentamos en la mesa. Poco tiempo después, llegó Éric solo. Se sentó al lado de Ansu. Me acordé de nuestro encuentro en casa de Gavi, pero él parecía no recordar nada. Simplemente comenzamos a hablar y fue sin duda quién animó la fiesta. Pidió vino para todos y no iba a ser yo la que rechazase esa propuesta. Una vez acabada mi copa, vi como apareció Gavi y se sentó al lado de Éric.

-Buenas a todos, siento llegar tarde.

-Hombre, Pablito. Llegas en lo mejor, trae la copa.

-No me pongas mucho.

-Hola Gavi -respondí-

Él se limitó a mirarme y a mirar luego a Pedri.

No le hizo gracia ese recibimiento a Pedri y pasé mi mano por su pierna. Él reaccionó poniendo su manos sobre la mía y me tranquilicé.

Gavi estaba sentado en la punta de una de las partes de la mesa y Éric empezó a bromear sobre ello. Yo seguí bebiendo vino. La cena empezó bien y la comida llegó a la mesa. Varios entrantes para compartir y tarta de postre. Perdí la cuenta del vino que bebí durante la cena. Antes del postre, noté como Pedri se puso más cariñoso conmigo, primero paso su mano por mi cuello a la vista de todos. Nadie comentó nada, pero esperando el postre, me besó en el cuello, tanto Éric como Ansu le dijeron que se calmase y Gavi miró para otro lado.

¿Por qué me fijaba más en él que en el resto? Por su cara no parecía nada cómodo. Una vez finalizada la cena, nos informaron de que había una zona para tomar copas y seguir en la fiesta. Toda nuestra mesa se acercó a felicitar a la cumpleañera y luego Nico se vino con nosotros un rato más. La música estaba muy fuerte, el sitio era bastante pequeño así que Pedri se apoyó en una pared y me abrazó por detrás.

-No la has dejado en toda la noche, bebe un poco.

Éric se acercó a nosotros y Pedri en vez de separarse un poco de mí, se pegó más. Noté su mano en mi pecho y la quité inconscientemente. Estábamos con sus amigos en un bar, creí que no era el momento. Insistió y yo me deshice de él y le dije que iba al baño.

Me paré un momento a analizar lo que estaba pasando. ¿Por qué Pedri actuaba así? En el baño, fui a mear y luego me detuve ante el espejo. Allí me encontré a Gavi plantado en la puerta.

-Hola, Gavi. Ven pasa, ¿me ves bien?

-Hola, Valentina. Sí estás bien.

-Te veo un poco triste, ¿qué pasa?

-Está jugando contigo para provocarme. ¿No lo ves? No quiero ponerte en contra, pero está haciendo cosas que es mejor hacerlas en la intimidad y más vale que lo pares a tiempo.

-Estás exagerando.

-No.

-Entonces, estás celoso.

Giró la cabeza y no me contestó.

-¿Estás celoso de Pedri?

-¿Cambiaría algo si te dijese que sí? Te adelanto la respuesta: No, así que no.

Eso había sido bastante revelador, pero preferí ignorarlo. Estaba tan guapo con esa sudadera azul marino.

-Gavi no te enfades conmigo.

-No me enfado, simplemente te digo lo que veo.

-No te enfades.

-No me enfado, simplemente no veo normal esas cosas.

-¿Te puedo pedir un favor?

-Dime.

-Bésame una parte de mi cuerpo que te guste.

-Eso empeoraría las cosas.

-Será nuestro secreto, por favor Gavi.

Le rogué. Él instintivamente me metió en un baño y cerró la puerta. Cada puerta tenía un espejo individual donde podías mirarte de forma completa. Él se situó detrás de mí, sus manos en mi cintura y sus labios se aproximaron a mi clavícula donde besó brevemente. Al contacto con sus labios, mi cuerpo se revolucionó y quería más.

De modo que cuando él se fue a apartar me pegué a él más.

-Otra vez, por favor.

Él me hizo caso y entonces me besó el cuello. Lo hizo de manera tan dulce que me quedé sin palabras.

-Valentina, esto no está bien. Has bebido y por esto podías perder lo que más quieres. Esto no ha pasado.

Gavi se separó de mí y salió de allí corriendo. Me quedé un buen rato pensando en sus palabras. Lo peor no es que hubiese pasado sino que me hubiese gustado. De repente alguien tocó a la puerta del baño y cuando abrí vi que Pedri estaba ahí.

-¿Te encuentras bien, vecinita?

-No muy bien, estoy mareada.

-Venga, vámonos a casa.

Al salir, Gavi ya no estaba allí y los demás seguían sus conversaciones. Volviendo a casa solo tenía en la mente una cosa.

-¿A qué ha venido lo de Gavi?

Pedri me ayudó a acostarme y se quedó un rato a mi lado. No sospechaba nada.

La clave (Pedri González) [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora