CVII. Ironías de la vida (parte 2)

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21 de noviembre

-Vecinita, ¿Estás despierta?

Los susurros de Pedri me despertaron.

-Sí.

-Tu madre me ha llamado, le he dicho que te habías dormido en el sofá. Fer ha salido a comprobar que no hubiese nadie en la puerta. He leído todo lo que han mandado. No te preocupes. Se solucionará.

Abracé a Pedri y él me apretó con fuerza.

-Estás muy guapa esta mañana.

-Y eso que voy con estas pintas, ya verás el jueves...

-Eso quiere decir que...

-Es sorpresa. No voy a decir nada más. Debería marcharme a casa. ¿Has concretado algo con Gavi?

-Quiere que la prensa lo deje tranquilo, así que lo mejor es que quedaras cuanto antes con él. Vais a una cafetería os tomáis algo, dais muestras de que sois simplemente amigos y en cosa de dos días esto será cosa del pasado.

-¿Cómo estás tan seguro, vecinito?

-No es la primera vez que pasa algo así. No a nosotros dos, pero sí a otros jugadores.

-Confío en ti.

-Todo saldrá bien y pronto estaremos celebrando mi cumpleaños.

Volví a casa y me di una buena ducha. Gavi me llamó.

-He estado casi toda la noche sin dormir, pero ya tengo pensado lo que haremos. Esta tarde iremos a un restaurante donde trabaja un amigo mío, tiene una terraza exterior. Tomamos algo y te llevaré a casa ¿vale?

-Vale, parece buena idea. ¿Vamos poco o muy arreglados?

-No sé, normales. No muy arreglada.

-Vale, nos vemos esta tarde.

-Sí, Valentina. Te paso la ubicación.

Llamé a Chiara y le conté las novedades. A ella le pareció buena idea, pero insinuó algo que no había pensado.

-¿Y si a ese chico le gustas y se aprovecha de esta situación para estar cerca de ti?

-No creo, vaya. Se ofreció a ello para que no se descubra mi relación con Pedri.

-¿Segura?

Sin duda, el punto de vista de Chiara me dejó un poco en duda de las intenciones de Gavi. Aún así, creí que lo más conveniente era seguir el plan y dejarse llevar. Y eso fue lo que hicimos.

A las 5, Gavi me envió un mensaje con la ubicación y me fui a vestir. Vaqueros largos negros, camisa azul, botas. Un pequeño bolso. Me retoqué el maquillaje y le pedí a mi madre que me llevase al sitio. Mis padres por suerte se habían enterado de las fotos por mí antes que mirando Internet y me advirtieron de que esto podía no acabar bien. Pese a todo, yo solo pensaba en poder celebrar el cumpleaños de Pedri tranquila.

¿El instituto? Ese era otro asunto. Que iba a convertirme en el centro de atención durante unos días lo tenía más que asumido, pero sería cosa de unos días. Seguir comportándome como siempre y evitando preguntas demasiado incómodas.

Llegué allí, dije mi nombre y me llevaron a una mesa de la terraza apartada. Me senté y cuando iba a hablarle a Gavi para decirle que había llegado, apareció a lo lejos.

-Hola, Valentina

-Hola, Gavi

-¿Cómo estás?

La clave (Pedri González) [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora