LXVIII. Aprender de los errores pasados

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2 de octubre

POV Pedri

Valentina no reaccionaba y mi cabeza iba a mil por hora pensando en lo que podía significar este mensaje. Vi como miraba al suelo. Joder.

-Contéstame Valentina, por favor.

Ella ni se inmutó. En ese momento lo entendí, había algo que no me había contado. Esperé a que hablase pero seguía sin decir nada.

-El viernes te noté diferente cuando lo hicimos, pero me callé. ¿Qué está pasando, vecina?

De repente ella puso sus manos en la cara y empezó a llorar. Mierda. Me levanté y caminé a un lado y a otro. Quería ser paciente, pero me lo ponía muy difícil.

-Me amenazo.

Con un hilo de voz, escuché esas dos palabras que salían de su boca.

-¿Te amenazo, quién?

-Mateo.

-No me jodas, Valentina. ¿Cómo no me lo has contado antes? Íbamos a estar juntos en esto.

-Tiene grabado lo que pasó aquel día, intentaba protegerte, yo...

-¿Te ha hecho algo?

Valentina volvió a llorar y yo solo pensaba en reventarle la cabeza al tal Mateo.

-Ven aquí.

La abracé e intenté consolarla antes de pedirle más información. ¿Cómo no pude darme cuenta antes? Ese viernes sabía que algo le ocurría, fui egoísta y me dejé llevar. Parece que se había calmado un poco.

-Preferí ocultarlo a tener que enfrentarme al resto de la sociedad. Lo hice porque te quiero y no quiero que no te pase nada malo.

Me sentía enfadado pero ahora sabía que me había puesto a mí por delante.

-Cuéntame todo, desde el principio.

-Perdóname. El mismo día de nuestro encuentro, él me hizo volver al parque. Me chantajeó con contarle a Adriana lo nuestro y a los demás. Al principio, pensé en contártelo y acabar con esta historia, pero eso fue hasta que me enseñó lo que tenía en su móvil. Si esas imágenes se hubieran hecho públicas no sé que hubiese pasado, Pedri. Entonces cedí. Le conté todo a Cristian, el chico de clase. Le dije que estaba contigo y claro, se quedó flipando. Entonces, me aconsejó que hiciera lo que me decía Mateo hasta encontrar una forma de jugársela. El viernes por la noche tuve que acompañarle a una cena de clase y hacerme pasar por su novia.

-¿Te hizo algo?

-No voy a ocultarte nada más, así que sí. En el bar me tocó sentarme a su lado, pasó su brazo por mis hombros y me besó en la mejilla. Pero lo peor vino cuando me trajo a casa. Me tocó la pierna y le dije que parase. Me obligó a levantarme el vestido y me siguió tocando, llegó ahí, pero no hizo nada más.

Valentina había soltado todo lo que tenía dentro y yo era incapaz de reaccionar.

-Perdóname Pedri, de verdad.

-Anda ven aquí, abrázame otra vez.

No podía culparla de nada, sabía porque había accedido a todo. La sentí llorar otra vez, le limpié las lágrimas y le dije que todo se solucionaría. Me encargaría de solucionarlo, sé que Fer se había informado de quien eran y con quien se juntaban. Valentina se quedó medio dormida otra vez. Mi madre llamó a la puerta y cuando entró le hice una señal para que no hablase.

-Deja la comida apartada para nosotros, luego voy a por ella. Gracias mamá.

Volvió a cerrar y me permití observar un buen rato a Valentina, era preciosa, sus manos estaban aferradas a mi cuerpo. La imaginé con Mateo y se me revolvía todo como aquel día que los vi sentados.

-Hola, Pedri.

-Hola, preciosa. No te he querido despertar. ¿Te apetecer comer?

-La verdad es que tengo mucha hambre.

-Voy a por la comida y vengo, ¿Vale? Mira si quieres alguna peli.

Pensé en restarle importancia y no sacar más el tema, solucionarlo por mi cuenta y que ella no sufriera más. Pero era el momento de aprender de los errores del pasado. Volví y mientras comíamos le expliqué lo que había planeado.

-Entiendo que actuaras así, Valentina. Pero no volvamos a hacerlo nunca más. Voy a contarle a Fer lo que te ha pasado y buscaremos la mejor solución. Respecto a Adriana, ¿no crees que es mejor que se entere por ti? Si es buena amiga seguirá contigo. En el peor de los casos, se haría público que estamos juntos y eso no es nada malo. Tendríamos que protegernos más aún de lo que lo hacemos. Yo también he actuado así para evitar hacerte daño, pero confiemos en nosotros.

-Tienes razón, Pedri. Esperaba que reaccionaras de otro modo, pero sí, se lo contaré a Adriana. Y Mateo, poco tendrá que hacer, lo único son las imágenes.

-De eso nos encargaremos Fer y yo, no te preocupes.

Terminamos de comer y veía a Valentina más animada.

-¿Qué te apetece hacer?

-Se me ha ocurrido una idea, pero tenemos que ir a mi casa

-Venga, vamos.

Antes de salir, ella me besó y volvió a abrazarme. La notaba liberada y solo quería verla feliz. Cuando llegamos a su casa, escribí a Fer contándole lo que había pasado, esa noche saldríamos a cenar los dos e intentaríamos ver cómo solucionarlo. Lo importante era verla feliz y me juré que ese cabrón no volvería a estar cerca de ella. 

La clave (Pedri González) [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora