LXXIX. Nostalgia y esperanza de futuro

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Hola a todxs! Muchísimas gracias por vuestras lecturas, votos, comentarios. 🥰 Quedan algunos capítulos aún para que se acabe la historia, pero quería preguntaros ¿Os gustaría que hubiese una segunda parte de esta historia? Os agradecería mucho vuestra opinión ❤️. 

¡Espero que disfrutéis del capítulo!

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10 de octubre

POV Pedri

Me desperté y noté que Valentina no estaba en la cama. La busqué en el baño y en el vestidor, pero no aparecía. Por un momento pensé si le hubiera sentido algo mal del día de ayer. Bajé al comedor y escuché un sollozo. Me acerqué sin hacer ruido y vi como Valentina lloraba en el sofá. Antes de acercarme, intenté pensar el porqué de esta reacción. Había pasado mucho en tan poco tiempo. Valentina se dio cuenta de que estaba de pie parado y se giró para que no la viese así.

Fui a abrazarla. Esperé pacientemente hasta que se encontrara mejor y en condiciones de hablar.

-Quedan 5 días para mi cumpleaños y siento que todo va mal. Estas semanas con Mateo han sido horribles, mi padre está comportándose de forma extraña y no sé que está pasando. Hoy al despertarme he sentido que algo había cambiado entre nosotros. Y he empezado a comerme la cabeza. Todo sería más fácil si no hubiéramos venido a España.


¿Qué podía decirle a eso? Agaché la cabeza y le dije lo primero que se me pasó por la mente.

-Si no hubieses venido, no nos hubiéramos conocido, Valentina. No sabes cuánto has cambiado mi vida desde que llegaste.

Ella me miró y volvió a sollozar. Puse mi mano en la suya.

-Cuéntame lo que necesites, desahógate vecinita.

-Me siento fatal por lo que hice con Mateo. Desde que me mudé me he atrevido a hacer cosas que no se me hubiesen ocurrido en Milán. Así es Chiara, yo no tengo carácter para luego asumir esas consecuencias.

-No fue culpa tuya verte en esa situación, Valentina. Ya sabes que fue él quien amenazó y quien te presionó.

-O sí fue culpa mía. Por confiar demasiado en ellos sin conocerlos de nada.

-Mira Valentina, es mejor que tratemos de olvidarlo. Has sido capaz de solucionarlo, cosa que nosotros no supimos hacer.

-No me gusta estar hablando así contigo, me duele. Ojalá nada de eso hubiese pasado.

-No puedes culparte por ello, date cuenta que fue él quien lo hizo.

Tras un largo silencio Valentina asintió.

-No vamos a hablar más de eso. No se lo merece.

-¿Y el tema de tu padre? ¿Quieres que lo hablemos?

-Lleva unas semanas comportándose raro, cuando mi madre se centra mucho en su trabajo es por dos motivos, o tiene una fecha de entrega próxima o ha discutido con mi padre. En apariencia, están bien, pero mi padre está muy ausente. El otro día quedó a cenar con sus amigos después de una reunión del trabajo, cosa rara en él, suelen quedan siempre en pareja. Quizá son paranoias mías.

-¿Se lo has preguntado a tu madre?

-No me he atrevido a hacerlo.

-Es normal, yo tampoco sabría que hacer en ese caso.

-No sé, Pedri. No me esperaba para nada encontrarte. Venía de una situación sentimental fatal y me hiciste sentir como en casa. Primero nos precipitamos y después siempre por terceras personas hemos tenido problemas. Acuérdate de Cristina.

-Pese a todo aquí seguimos, es lo importante.

-Sí. Pero siento nostalgia por mi ciudad, mis planes con Chiara, los viajes al Sur...

Poco o nada podría decirle para animarla. Así que callé y la volví a abrazar. La entendía, los primeros meses en Barcelona fueron muy intensos a nivel emocional. Me acuerdo cuando en la cama antes de dormir me ponía a pensar en mis años atrás en la isla, mis amigos, el bar de mis padres, los atardeceres en la playa...

-Perdóname, no quiero decir con eso que no me alegre de haberte conocido.

-Lo entiendo perfectamente, vecinita.

-Me siento un poco liberada.

-Me alegro. ¿Quieres que hablemos de algo más?

-Sí. Es algo a lo que también he estado dando vueltas antes de que te despertaras.

-¿El qué?

-Si superamos esto y seguimos juntos ¿Por qué seguir ocultando lo nuestro?

-Es una decisión difícil para ti Valentina, yo ya soy una persona conocida. Aunque me gusta hacer vida normal, hay veces en que no es posible del todo.

-Me apetecería hacer más cosas de las que hacemos juntos, pasear por Barcelona, ir al centro comercial juntos, comer en un restaurante sin reservado...

-No me importaría, pero piensa en las consecuencias en el instituto y en tu entorno.

-Creo que si se lo cuento a la gente más cercana antes mejor. A Alejandra se lo contaré cuando volvamos del puente. Le va a hacer mucha ilusión.

-Fue quien te llevó al partido ¿no?

-Sí. Le encantas.

-Me lo dijiste, podemos quedar con ella algún día.

-Cristian ya lo sabe y Adriana...Después de todo lo que ha pasado sinceramente no sé si volveré a hablar con ella.

-Como veas Valentina.

Me alegraba ver que estaba un poco mejor y que quería avanzar en nuestra relación. Quizá es un paso más grande del que ella pensaba en ese momento. Se levantó y estuvo paseando por el comedor. Parecía estar pensando y no quise molestarla.

-Voy a preparar el desayuno, vecinita.

-¿Me preparas dos tostadas?

Asentí. Cuando volví con la comida, ella estaba de nuevo sentada y me dijo:

-Me siento mucho mejor, gracias por todo.

-¿Qué vas a querer hacer por tu cumple?

-Me regalaste unas entradas para un barco privado. Podríamos aprovecharlo ese día.

-Me parece buena idea, aunque si hace frío... Bueno, llamaré a ver que solución nos dan.

-Gracias, vecinito.

-¿Vas a hacer deporte hoy?

-Hoy pensaba descansar. ¿Qué te apetece que hagamos?

-Se me ha ocurrido una idea, pero tengo que ir a mi casa. Coge la ropa más vieja que tengas y vuelvo en media hora.

-¿Vas a irte así a casa?

Se dio cuenta de que aún llevaba el vestido y se rió.

-¿Vas a decirme lo que es?

Negó con la cabeza y subió a mi habitación.

Valentina era una auténtica caja de sorpresas.

La clave (Pedri González) [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora