El poder de la magia siempre ha estado en manos de aquellos que nacen con la voluntad de dominarla. En el mundo actual, estas personas son mejor conocidas como magos. Durante mucho tiempo, los magos y los humanos han intentado coexistir en armonía...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No estaba seguro de cuánto tiempo estaríamos acostados en el suelo, por lo que aprecié cada pequeño minutos de descanso. A duras penas recuperaba el aliento y a medida que mi cuerpo se iba enfriando, poco a poco comencé a sentir el dolor por el sobresfuerzo en la articulaciones. Mierda... ¿cómo es posible que este tan agotado si en realidad no hice gran cosa? Me dejé llevar por el momento y descargué en ese último ataque toda la fuerza y agresividad que había estado acumulando hasta ahora y no es que estuviera satisfecho con el resultado. Me da rabia admitirlo, pero mis habilidades mágicas resultaron ser inútiles contra el Nintauro. De no haber estado esos dos presentes, Mia y yo habríamos tenido dificultados capturándolo por nuestra cuenta y, en el intento por lograrlo, tal vez ella hubiera salido lastimada. No, sin dudarlo sé que ella se habría lanzado de frente a la criatura solo para evitar que esta me hiciera algún daño. La conozco muy bien y ya perdí la cuenta del número de ataques que ha recibido para protegerme. Era frustrante saber que yo no podía hacer eso por ella ya que en cuanto me lastimaba, comenzaba su interrogatorio médico y no dejaba de preocuparse hasta que pisáramos un hospital.
En medio de mis pensamientos no llegué a percatarme de que Mia me miraba con expresión dulce y caí en cuenta de que quizás mi aura atrajo su atención.
—Hey... —le dije, enmarcándole una sonrisa.
—Hey —me respondió con suavidad y extendiendo una mano, me limpio la tierra de la frente—. ¿Estás bien?
—Sí, solo un poco cansado, ¿y tú, qué tal?
—Estoy bien, feliz porque al fin pudimos atraparlo.
—Sí, yo igual —intervino Flare incorporándose un poco—. De no ser por ustedes creo que jamás habría logrado detenerlo, gracias.
La gratitud de igual forma llegó a mostrarse en los ojos de Flare los cuales resplandecieron con intensidad bajo los rayos de un sol que apenas despertaba. La fijación de su mirada me causó algo de vergüenza, por lo que quise disimularla levantándome del suelo y poniéndome de pie.
—Basta, que el mérito de esta captura también es obra tuya —le dije al mismo tiempo que me limpiaba la suciedad de la ropa. Le tendí un mano a Mia y la ayudé a pararse y seguido repetí la misma acción con Flare mientras le decía—: Además aún no hemos terminado, todavía nos queda regresarla a su recinto para dar por concluida esta misión.
Al oír esas palabras ella bajó la cabeza y por un segundo la noté desanimada, más tal momento no duró mucho ya que al siguiente instante asintió y me reflejó una sonrisa.
—Y hablando de devolverlo, ¿creen que ya se haya tranquilizado? —preguntó Mia acercándose al borde del agujero—. Ya no lo escucho sacudiéndose ni golpeando las paredes, ¿se habrá quedado dormido?
—Yo tampoco oigo nada y desde esta altura es muy difícil saber si de verdad duerme —comenté inclinando al borde.
—Sus latidos parecen estar en calma, aunque es mejor que lo confirmé el experto aquí presente —habló Flare señalando al otro elemental de fuego ubicado a su derecha.