Capítulo 27: Los Lapauts de las Montañas.

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El estrepitoso rugido que salió de la gigantesca criatura me sacudió todo el cuerpo

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El estrepitoso rugido que salió de la gigantesca criatura me sacudió todo el cuerpo. Inconscientemente me llevé las manos a los oídos en un fallido intento por mitigar el dolor en los tímpanos. No supe reaccionar de inmediato, los pies se me quedaron pegados a la nieve y podía sentir la luz en mi pecho desbocada. La bestia alzó uno de sus brazos, tan grande y largo como yo y lo dirigió con velocidad hacia donde nos encontrábamos; sin embargo, su ataque no nos golpeó, sino que simplemente revolvió la nieve del suelo que teníamos enfrente. El movimiento de tierra nos permitió responder ante su inesperada aparición y, rápidamente, ambos retrocedimos.

Desde la distancia, pude divisar a la criatura con más detalle: erguida en dos patas, de al menos unos tres metros de alto y con una gruesa capa de pelo blanquinegro que le cubría todo el cuerpo. Sus orejas eran alargadas hasta el punto que le rozaban los hombros y también tenía unos pronunciados colmillos que sobresalían de su boca. Se encontraba erguido ante nosotros y, por detrás de su espalda, logré visualizar una gruesa y extensa cola que la cubría más pelo.

Espera, esta criatura es...

—¡Es un Lapaut de las montañas! —confirmé.

—¿Un qué? —exclamó Trade.

—Un Lapaut —expliqué—. Son criaturas mágicas que suelen vivir en climas fríos y zonas montañosas. Según me han contado, son bestias dóciles que por lo general no atacan a los humanos, aunque tampoco suelen acercarse ante ellos con facilidad.

Trade arrugó la mirada y de pronto lo noté tenso. Abrí la boca para decir algo más, pero en ese momento el Lapaut movió su cola agitándola contra nosotros.

Intenté moverme hacia un lado, pero el pie se me quedó trabado en la nieve por lo que fui obligada a levantar un rápido escudo de luz, el cual, solamente me sirvió para amortiguar el golpe de la criatura, mi protección de luz se rompió a los pocos segundos del contacto con su dura piel, y la onda de choque me arrojó para atrás liberándome por completo. Aun con nieve cubierta hasta el cuello, me levanté como pude. Trade no se hizo esperar, con rapidez se dirigió hacia el Lapaut con los brazos envueltos en llamas.

—¡Trade, no lo...!

Pero mis palabras no llegaban hasta él.

La criatura lo vio acercarse, pero no se sintió amenazado por su fuego. Se impulsó hacia adelante y bloqueó su puño con el lateral de uno de sus brazos. Al producirse el choque, pensé que Trade saldría victorioso..., pero no fue así. El Lapaut resistió con fuerza al punto que ninguno de los dos se dejó retroceder por el otro. Trade quiso presionarlo con aún más fuerza y su fuego comenzó a extenderse por todo su cuerpo; sin embargo, la piel del Lapaut no llegó a sufrir ningún tipo de cambio ante sus llamas.

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