Capítulo 6: Honor.

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Los tres nos quedamos sin palabras al ver como Gideon Tinsel presionaba con fuerza el cuello de mi Maestro contra el suelo

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Los tres nos quedamos sin palabras al ver como Gideon Tinsel presionaba con fuerza el cuello de mi Maestro contra el suelo. Pese a que apenas habían comenzado, ya ambos mostraban señales de su duro combate. El Maestro había perdido su preciada túnica negra, además de tener una serie de heridas en los brazos y la sangre le corría por un lado de la frente. Por su parte, Gideon Tinsel mostraba ligeros cortes en la mejilla y uno más profundo en el brazo. Noté que su espléndido traje rojo había perdido ambas mangas y ya no traía consigo su pipa. No sabía muy bien si el Maestro estaba resultado ser un duro oponente; ya que en ese momento veía en su rostro que estaba haciendo un esfuerzo para contenerlo.

—¡Ya fue suficiente, Abraham! —le gritó el viejo, al mismo tiempo que lo empujaba con fuerza hacia abajo.

El Maestro lucia caído, pero no derrotado. Vociferó algo entre dientes; inentendible para los presentes y entonces, la arena a su alrededor se revolvió formando una montaña de la cual salió una figura idéntica al Maestro la cual no tardó en atacar a Gideon Tinsel. Él retrocedió dejando en libertad el cuerpo del original que no tardó en ponerse de pie e ir a su encuentro.

Ahora luchaba contra dos enemigos. El Maestro atacaba con su arena negra y Gideon Tinsel bloqueaba y disolvía la tierra con su magia.

El estruendo de su combate nos rodeó en un segundo.

—¡Maestro! —escuché gritar al mago de nieve.

—¡Retrocedan! —ordenó Gideon Tinsel haciendo un movimiento con su mano que mandó a ambos magos a volar muy lejos.

Me miró por un segundo, pero no tenía tiempo para preocuparse por mí. Las dos figuras del Maestro lo atacaron de inmediato. Gideon se defendió con los brazos. Lo vi rodearse con una especie de esencia brillante la cual, después de apartar uno de los cuerpos con una patada, concentró hacia la palma de su mano y después la dirigió hacia el otro cuerpo que al contacto estalló en una luz blanca que terminó disolviendo la forma de su enemigo convirtiéndola en polvo.

El Maestro no titubeó después de ver cómo su clon de arena fue desintegrado. Regresó de vuelta y ahora atacó a Gideon con dos sables negros hechos de arena, uno en cada mano. El viejo recubrió sus brazos de nuevo; bloqueó y esquivó las estocadas.

—¡Tu sed de venganza es un sin sentido, Abraham! —le dijo Gideon Tinsel—. ¡Acaba con esto!

—¡Silencio! —gritó el Maestro.

Combinó las dos espadas y las convirtió en una fina y alargada guadaña. Dirigió el filo hacia la cabeza de Gideon Tinsel, pero él lo detuvo usando sus manos.

—Verás que mi resolución es más fuerte que tu venganza —soltó y afincando sus dedos, rompió la hojilla afilada del arma del Maestro.

—¡Imposible! —escuché decir al Maestro.

Gideon Tinsel juntó sus manos y concentrando una gran cantidad de su magia la soltó de un solo golpe hacia el Maestro. Él se protegió alzando una barrera de arena, pero fue devorada y terminó golpeando su cuerpo hasta llevarlo casi al extremo de la ciudad. La fuerza de la explosión me lanzó con brusquedad hacia atrás. Tuve que impulsarme y sostenerme al suelo con mi fuego para evitar salir disparado más lejos.

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