Capítulo 5: Maestro.

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El repentino movimiento del Maestro de Soul Leaf, Gideon Tinsel, me tomó por sorpresa

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El repentino movimiento del Maestro de Soul Leaf, Gideon Tinsel, me tomó por sorpresa. El huracán de fuego se aproximó hacia mí envolviéndome en corriente de llamas que me arrastraron varios metros hacia atrás, y en medio del mar infernal, mi mente divagó y trató de entender cómo es que un simple mago podía ser capaz de manipular mi fuego elemental y combinarlo en uno solo. En efecto eran mis llamas, percibía su agresividad y poder mágico con el roce de mis dedos, así como su silenciosa voz llamándome de regreso.

Que jugada tan absurda. El fuego no podía dañarme, y menos uno que había salido de mi propio cuerpo. Bien, eso no importa, en estos momentos me faltaban energías y el anciano solo me había facilitado las cosas. Con una simple orden, el fuego comenzó a regresar con lentitud a mi interior y sentí un placentero alivio que me recorrió todas las extremidades.

Luego de recuperar la última pizca de llamas del exterior, un profundo silencio se alzó a nuestro alrededor. La nube de humo que se había formado comenzó a despejarse y la figura del viejo seguía de pie en el mismo lugar que antes. Noté que la chica ya no se encontraba a su lado, de hecho, ya no la veía por ningún lado, así que intuyo que el anciano logró percatarse en que mis verdaderas intenciones eran las de eliminarla.

Así que hora tendré que luchar contra el viejo...

Ante tal idea, mi fuego internó comenzó a palpitar temeroso. Sentí como los músculos del cuerpo se me contraían y como todos mis instintos empezaban a gritarme con frenesí.

Lo sé, era una advertencia. Solo había escuchado rumores acerca de su poder, y aun así, no era un enemigo al cual debía tomar a la ligera.

—Eres Gideon Tinsel, ¿no es así? —pregunté rompiendo el silencio entre nosotros.

El anciano me miró sin interés alguno.

—Así es —respondió él al mismo tiempo que soltaba algo de humo por la boca—. Debo decir que no pensé que nos encontraríamos tan pronto, el destino tiene formas muy curiosas de unir a las personas.

Sus palabras me parecieron extrañas y no llegué a comprenderlas del todo.

—Su gremio se ha encargado de hacer un enorme desastre esta noche —siguió diciendo—. Veo que a pesar de los años Abraham no ha cambiado sus cobardes estrategias de provocación. El Festival De Las Rosas era una celebración que todos los habitantes de la ciudad esperaban con ansias, pero gracias a ustedes ha tenido que combertirse en un campo de batalla. 

La imagen de la niña de las flores de pronto vino a mi cabeza.

—No era el escenario que yo hubiera utilizado para una guerra —respondí.

—Aun así, no titubeaste en soltar tus llamas contra personas inocentes.

—¿Personas inocentes? No quieras verme la cara de idiota... Sé que todas las personas desaparecieron de la ciudad justo en el momento de mi ataque.

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