Esta mujer...
Me impulsé con velocidad hacia ella y con mi pierna la golpeé en un costado, lanzándola hacia un lado con el fin de sacarla del camino.
—¡Me estorbas! —le grité, luego de comprobar que se hallaba lejos del campo de batalla—. ¡No puedo pelear libremente contigo a mi lado, así que quédate allí!
Observé una docena de bestias aproximándose hacia mí y mi primer impulso fue envolverme por completo en llamas.
Estas no son más que bestias insignificantes...
El primero de ellos, repentinamente, se movió a una velocidad descomunal y me golpeó con gran ferocidad en el pecho. Mis ojos no pudieron ver su puño hasta que este hizo contacto con mi piel, y nuevamente, me di cuenta que su cuerpo había traspasado mi fuego.
¿Otra vez? ¿Por qué mis llamas no les hacían daño?
No tuve tiempo para analizar nada. Otro Lapaut se abalanzó hacia mí y su cola me azotó con gran fuerza llevándome a aterrizar contra un muro. Sentí varios huesos partiéndose en pedazos y un intenso dolor me recorrió todo el cuerpo; la vista se me nubló y por breves instantes pensé que perdía la conciencia. Intenté ponerme de pie como pude, y al revisar el estado en el que me encontraba, me di cuenta que estaba sangrando por debajo de la ropa.
Imposible, yo...
—¡Trade, delante de ti! —escuché gritar a Mia desde la distancia.
Llamado por su advertencia, alcé la vista para observar una gigantesca mano roja que se dirigió con menor velocidad hacia mí. Invoqué mi fuego, sin embargo, debido a mis heridas, mis llamas acudieron con lentitud.
¡Mierda! No podré bloquearlo a tiempo.
Me preparaba para recibir el golpe cuando una figura blanquecina se interpuso entre los dos. Se trataba de un Lapaut que con sus brazos desnudos había logrado frenar el ataque. Al ver la espalda de este, me di cuenta de la cantidad de cortes y heridas sangrantes que tenía. La enorme bestia roja, que le doblaba el tamaño, exclamó un rugido y el Lapaut que le hacía frente le respondió con otro. La roja criatura, al no poder aplastar a su víctima, retrocedió, y soltando un gruñido entre dientes ordenó al resto de Lapauts que atacaran. Estos dudaron, pero después de escuchar otro gruñido de su jefe, se abalanzaron sobre nosotros. El Lapaut frente a mí exclamó otro rugido, y a su misma velocidad, les hizo frente a tres de ellos.
Aproveché el espacio para salir del agujero en donde estaba, sin embargo, rápidamente uno de ellos me sorprendió desde arriba alzando sus garras; esquivé su filo a escasos centímetros de mi cuello y utilicé mi fuego para impulsarme lejos de ellos. Un segundo Lapaut apareció desde enfrente y bloqueé su golpe alzando ambos brazos, pero la potencia de su ataque me derribó y me arrastró varios metros hacia un lado. Me sobé la cabeza y me levanté como pude solo para ver otra oleada de ellos yendo hacia mí. Estuve a punto de estallar en llamas, pero de improviso una luz blanca me rodeó formando una cúpula brillante que me protegió y logró hacer rebotar los cuerpos de los Lapauts.
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Soul Leaf
FantasyEl poder de la magia siempre ha estado en manos de aquellos que nacen con la voluntad de dominarla. En el mundo actual, estas personas son mejor conocidas como magos. Durante mucho tiempo, los magos y los humanos han intentado coexistir en armonía...