Estoy a punto de comenzar un nuevo capítulo del Reglamento de Ley Mágica cuando de repente suena el timbre de la puerta. Segundos después, la voz artificial del sistema de seguridad del departamento anuncia una visita. Mia, quien en ese momento está podando una planta en su sala, levanta la cabeza con expresión confusa. Su mirada de extrañeza indica que no espera visitas, y el latido ansioso de la persona que espera tras la puerta me sugiere que no es Xion ni nadie que conozca hasta entonces.
Procurando concentrarme en el libro, observo de reojo cómo Mia deja las tijeras de podar a un lado y se acerca a la puerta. Tras mirar por la mirilla, la abre; sin embargo, debido al ángulo en el que me encuentro, me resulta imposible ver quién es, y solo puedo captar las voces de su conversación.
—Buenos días, ¿residencia Strulson? —escucho hablar a un joven.
—Sí, ¿en qué puedo ayudarlo? —responde Mia.
—Tengo un prioritario para usted —dice, y por el sonido que llega a mis oídos, parece entregarle algo.
Mia lo toma y, sin más, despide al joven. En cuanto escucho la puerta cerrarse, me inclino hacia atrás en la silla para poder ver qué es lo que el extraño le ha dado.
—¿Quién era? —pregunto, estirando el cuello lo más que puedo.
—Era un repartidor —responde ella y, al girarse en mi dirección, veo que tiene un sobre de color rojo en las manos—. Alguien me envió un prioritario.
—¿Un prioritario? ¿Qué es eso?
—Es una carta que se envía con la intención de que sea recibida por su destinatario el mismo día. Algo así como correo urgente, pero mucho más costoso —explica, posando sus ojos en el sello del remitente. Al principio hay algo parecido a la ilusión dibujada en su rostro, aunque rápidamente aquella expresión se suaviza, quedando solo una leve sonrisa de aceptación—. Es una carta de Kirk —anuncia.
—¿Kirk? ¿Es algún miembro del gremio? —pregunto, intentando sacar conversación.
La verdad es que, tras una hora de lectura y conceptos complicados, no me apetece volver a los libros. Observo a Mia, quien me ha ignorado por completo y solo lee la carta con un nivel de atención que a mí me gustaría poseer. Qué envidia. A mí también me gustaría tener a más personas a las que pudiera escribirles cartas además de mis padres.
Al ver que he quedado apartada, suelto un suspiro y me dejo caer de medio lado sobre la mesa. Con los dedos hago rodar por la superficie algunos lápices hasta que chocan con el servilletero de la mesa; después, juego con los pliegues del libro y, puesto que no logro recuperar la atención necesaria, al final tomo un marcador de tinta azul y me pongo a trazar corazones en una hoja llena de apuntes. Sé muy bien que no debería estar haciendo esto y, aun así, no puedo evitarlo. Estudiar es tan aburrido y leer ese texto requiere de un nivel de análisis que me cuesta mucho alcanzar. Además de que...
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Soul Leaf
FantasyEl poder de la magia siempre ha estado en manos de aquellos que nacen con la voluntad de dominarla. En el mundo actual, estas personas son mejor conocidas como magos. Durante mucho tiempo, los magos y los humanos han intentado coexistir en armonía...