— ¿Un cumpleaños de muerte? — dijo Hermione entusiasmada — Estoy segura de que hay muy poca gente que pueda presumir de haber estado en una fiesta como ésta ¡Será fascinante!
— ¡Es verdad! Además, será un Halloween de lo más inusual. Todos los años podemos ir a la fiesta del castillo, aún tenemos cinco años más para asistir a esa fiesta, pero como dice Hermione ¿Cuánta gente puede asistir a una fiesta como esa? — dije muy emocionada porque la fiesta de Halloween (mi fiesta favorita) la celebráramos asistiendo a un cumpleaños de muerte.
— ¿Para qué quiere uno celebrar el día en que ha muerto? — preguntó Ron, que iba por la mitad de sus deberes de Pociones y estaba de mal humor — Me suena a aburrimiento mortal.
El día de Halloween, a las siete en punto, los cuatro se encaminaron a las mazmorras.
El pasadizo que conducía a la fiesta de Nick Casi Decapitado estaba, al igual que el camino al Gran Comedor, iluminado por hileras de velas, aunque el efecto que producían no era alegre en absoluto, porque eran velas largas y delgadas, de color negro azabache, con una llama azul brillante que arrojaba una luz oscura y fantasmal incluso al iluminar las caras de los vivos. La temperatura descendía con cada paso que daban.
Algo estaba dejándome sorda, algo que los fantasmas por lo visto llamaban música y que era un sonido como de mil uñas arañando una pizarra.
— ¿A esto le llaman música? — se quejó Ron, diciendo lo mismo que se me había pasado segundos antes por la cabeza.
Al doblar una esquina del pasadizo, encontraron a Nick Casi Decapitado ante una puerta con colgaduras negras.
— Queridos amigos — dijo Nick Casi Decapitado con profunda tristeza — Bienvenidos, bienvenidos... Os agradezco que hayáis venido...
Hizo una floritura con su sombrero de plumas y una reverencia señalando hacia el interior.
La mazmorra estaba llena de cientos de personas transparentes de color blanco perla. La mayoría se movían sin ánimo por una sala de baile abarrotada, bailando el vals horrible y trémulo son de las treinta sierras de una orquesta instalada sobre un escenario vestido de tela negra. Del techo colgaba una lámpara que daba una luz azul y al respirar les salía humo de la boca, aquello era como estar en un frigorífico como mínimo.
— ¿Damos una vuelta? — propuso Harry.
— Cuidado no vayas a atravesar a nadie — advirtió Ron.
—Mejor que no, ya hace suficiente frío sin tener que atravesar a alguno de ellos por error — dije mirando para todos lados con una sonrisa.
Mientras empezaban a bordear la sala de baile pasaron por delante de un grupo de monjas fúnebres, de una figura harapienta que arrastraba cadenas y del Fraile Gordo, un alegre fantasma de Hufflepuff que hablaba con un caballero que tenía clavada una flecha en la frente. Lo que no les sorprendió es que todos los fantasmas evitaran al Barón Sanguinario, un fantasma de Slytherin, adusto, de mirada impertinente y que exhibía manchas de sangre plateadas.
— ¡Oh no! — dijo Hermione, parándose de repente — Volvamos, volvamos, no quiero hablar con Myrtle la Llorona.
— ¿Con quién? — le preguntó Harry, retrocediendo rápidamente.
— Es un fantasma que ronda siempre los lavabo de chicas del segundo piso — expliqué señalando con un movimiento de cabeza al fantasma de Myrtle.
— ¿Los lavabos? — preguntó Harry de nuevo.
— Sí. No los hemos podido utilizar en todo el curso porque siempre le dan tales llantinas que lo deja todo inundado. De todas maneras, nunca entro en ellos sí puedo evitarlo, es horroroso ir al servicio mientras la oyes llorar — dijo Hermione.
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Legado de dos rebeldes: Selene [Con Fred Weasley]
FanfictionSelene era apenas un bebé cuando su padre fue encarcelado en Azkaban por lo que no recordaba absolutamente nada de su padre, excepto algún vago y fugaz recuerdo de su rostro sonriente lanzándola al aire en mitad del jardín o de su risa retumbando po...