Capítulo 42 - Haremos como si no hubiera pasado.

810 73 35
                                    

El campo de quidditch estaba en lo alto de la colina, incrustado dentro de ella para que sobresaliera menos.

Había cientos de pisos y había dos círculos de focos, uno arriba del todo y otro abajo, de forma que todo quedara iluminado.

— ¡Caramba, papá! ¿Estamos más arriba todavía? — preguntó Ron.

— Plantéalo de este modo — dijo Lucius Malfoy un piso por debajo de nosotros — si llueve seréis los primeros en saberlo.

— Padre y yo estamos en el palco del Ministerio por invitación personal del mismísimo Cornelius Fudge — dijo Draco mientras el señor Weasley se daba la vuelta, cabreado y seguía subiendo las escaleras.

— No alardees, Draco — le dijo su padre, dándole con el bastón en el estomago — Está de más con este tipo de gente.

— ¿Con que tipo? ¿Una que no es una víbora chaquetera que cambia de bando cuando le conviene? — soltó Eris, que subía detrás del señor Weasley y que estaba mirando con desprecio a los Malfoy mientras Charlie tiraba de ella con intención de alejarla de la disputa — Puede que vosotros estéis con el mismísimo ministro, pero nosotros nos divertiremos más siendo nosotros mismos y estando con gente de confianza que con un par de estirados como vosotros. Vamos chicos, sigamos subiendo a nuestros sitios y alejémonos de este mal ambiente antes de que nos chafen de verdad la fiesta con su presencia.

Todos empezamos a subir, pero Lucius paro a Harry, enganchándolo con el bastón.

— Disfrutad del encuentro. Mientras podáis — dijo con una sonrisa de superioridad.

— Que sea la última vez que tocas a Harry, Malfoy — siseó Eris, golpeando con el pie el bastón para alejarlo de Harry — Y que yo sepa esta prohibido el acceso de varitas.

Lucius miro las manos unidas de Eris y Charlie y sonrió con malicia.

— Veo que al igual que tus padre prefieres manchar más la sangre y ridiculizar tus apellidos y tus orígenes — dijo Lucius.

— Bueno, esa es tu opinión — soltó Eris — para mi ridiculizar y manchar mis apellidos y mis orígenes es juntarme con gente como tú.

Y dicho eso señalo su bastón sin disimulo alguno, enfatizando en la varita que no debería estar ahí pero que estaba, haciendo que Malfoy pusiera mala cara y se diera la vuelta.

— Es en estas ocasiones cuando me alegro de no ser tu enemigo, querida cuñada — dijo Fred, divertido.

— No aguanto a ese hombre — dijo Eris sin más, mirando mal por el lugar por el que se había ido.

— Nos hemos dado cuenta — dijeron a coro Fred y George, sonriendo.

— ¿Estas bien? — le preguntó Charlie, mirándola con preocupación.

Eris, en vez de responder, le besó en los labios con suavidad.

— Sí, ahora si — dijo ella, sonriendo contra sus labios.

Charlie la apretó contra su pecho y le beso la frente con cariño para susurrarle algo de lo que ella se rió.

Cuando llegamos arriba, a nuestro sitio vimos todos los palcos a rebosar, lleno de colores rojos y verdes.

Todos menos Ron, Harry y yo íbamos de los colores de Irlanda, ya que ellos eran los únicos que apoyaban a Bulgaria, y Ron lo hacía por Viktor Krum.

Volaban globos en todas direcciones y cuando miramos hacia abajo pasaron sobre nosotros, casi rozándonos las cabezas, el equipo entero de Irlanda en posición, dejando tras de sí los colores de Irlanda.

Legado de dos rebeldes: Selene [Con Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora