Capítulo 22 - ¡Tú te lo has buscado, granosa de las narices!

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Las vacaciones de navidad llegaron con rapidez, y el ambiente en la torre de los Gryffindor no podía ser mejor.

Tenían la torre solo para Harry, Hermione, todos los Weasleys y para mí. Lo que quería decir que podían jugar a los naipes explosivos dando voces sin molestar a nadie, o podían batirse en privado.

El día de navidad amaneció blanco y frío. Miré por la ventana que separaba mi cama con la de Hermione, sonriendo ante la perspectiva de los dulces navideños que comería ese día en el Gran Comedor y que pensaba subirme a la torre.

— ¡Feliz navidad! — dijo Hermione, sentada en el borde de su cama.

— ¡Feliz navidad, Hermione! — exclamé bajando de la cama de un salto y yendo hacia la pila de regalos que había a los pies de mi cama.

Hermione hizo lo mismo, empezando a abrir cada una los suyos.

Yo le había regalado una saga de libros sobre magia avanzada que llevaba tiempo queriendo y ella me había regalado una trilogía muggle juvenil que estaba de moda últimamente.

Nos vestimos, cogimos los regalos de Ron y Harry y salimos en dirección al baño del segundo piso.

— Hoy va a ser el gran día — dije mientras Hermione echaba los crisopos y yo removía la poción — Al fin vamos a descubrir qué trama Malfoy.

— Si, aunque tendremos que conseguir el último ingrediente — dijo Hermione.

— Cierto — respondí mientras cerrábamos el cubículo y salíamos del baño, dirección a la torre de Gryffindor, donde subimos a la habitación de Harry y Ron, que seguían durmiendo.

— ¡Despertad! — Grité, saltando sobre la cama de Ron mientras Hermione abría las cortinas de la ventana.

— Ya sabéis que no podéis entrar aquí — dijo Ron, protegiéndose los ojos de la luz mientras se sacudía por mis saltos.

— Feliz navidad a ti también — le dijo Hermione, arrojándole su regalo — Nos hemos levantado hace casi una hora, para añadir más crisopos a la poción. Ya está lista.

Harry se levantó de la cama, más despierto de repente.

— ¿Estáis seguras? — dijo Harry con emoción.

— Del todo — dijo Hermione mientras yo asentía y ella apartaba a la rata de Ron para poder sentarse a los pies de la cama de la que me había bajado de un salto un momento antes — Si nos decidimos a hacerlo, creo que tendría que ser esta noche.

En aquel momento, Hedwig, la lechuza de Harry, aterrizó en el dormitorio con un pequeño paquete en el pico.

— Hola — le dijo Harry contento a su lechuza cuando esta se posó en su cama — ¿Me hablas de nuevo?

La lechuza le picó la oreja con afecto.

Aunque estaban aterrorizados ante la perspectiva de tener que tomarse la poción multijugos no podían faltar a la comida de navidad de Hogwarts.

El gran comedor relucía por todas partes. No sólo había una docena de árboles de Navidad cubiertos de escarcha, y gruesas serpentinas de acebo y muérdago que se entrecruzaban en el techo, sino que de lo alto caía nieve mágica, cálida y seca.

Cantaron villancicos, y Dumbledore los dirigió en algunos de sus favoritos. Hagrid gritaba más fuerte a cada copa de ponche que tomaba. Percy, que no se había dado cuenta de que Fred le había encantado la insignia de prefecto, en la que ahora podía leerse "Cabeza de Chorlito", no paraba de preguntar a todos de qué se reían.

Cuando estábamos terminando el postre, Hermione nos sacó del Gran Comedor para ultimar los detalles del plan que tendría lugar esa misma noche.

— Aún nos falta conseguir algo de las personas en que os vais a convertir — dijo Hermione sin darle importancia — Y, desde luego, lo mejor será que podáis conseguir algo de Crabbe y de Goyle; como son los mejores amigos de Malfoy, él les contaría cualquier cosa. Y también tenemos que asegurarnos de que los verdaderos Crabbe y Goyle no aparezcan mientras lo interrogamos. Lo tengo todo solucionado — siguió diciendo Hermione con tranquilidad mientras sacaba dos pasteles redondos de chocolate — Los he rellenado con una simple pócima para dormir. Todo lo que tenéis que hacer es aseguraros de que Crabbe y Goyle los encuentran. Ya sabéis lo glotones que son; seguro que se los tragan. Cuando estén dormidos, los esconderemos en uno de los armarios de la limpieza y les arrancaremos unos pelos. Selene se quedará vigilando y en cuanto se despierten hará explotar una armadura que haya cerca para que el ruido nos alerte, por eso habrá que encerrarlos cerca de la sala común de Slytherin.

Legado de dos rebeldes: Selene [Con Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora