Capítulo 8 - Como una pantera al acecho de su presa.

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Una mañana de diciembre, justo cuando abandonaban las mazmorras tras finalizar la clase de pociones, encontraron un gran abeto que ocupaba el extremo del pasillo. Dos enormes pies aparecían por debajo del árbol y un gran resoplido les indicó que Hagrid estaba detrás de él.

— Hola, Hagrid ¿Necesitas ayuda? — le pregunto Ron, metiendo la cabeza entre las ramas.

— No, va todo bien. Gracias, Ron — le respondió Hagrid.

— ¿Te importaría quitarte de en medio? — La voz fría y gangosa de Malfoy llegó desde atrás — ¿Estás tratando de ganar algún dinero extra, Weasley? Supongo que quieres ser guardabosques cuando salgas de Hogwarts... Esa choza de Hagrid debe de parecerte un palacio, comparada con la casa de tu familia.

Ron se lanzó contra Malfoy justo cuando aparecía Snape en lo alto de las escaleras.

— ¡Weasley! — Gritó Snape bajando las escaleras airosamente.

— Lo han provocado, profesor Snape — dijo Hagrid, sacando su gran cabeza peluda por encima del árbol — Malfoy estaba insultando a su familia.

— Lo que sea, pero pelear está contra las reglas de Hogwarts, Hagrid — dijo Snape con voz amable — Cinco puntos menos para Gryffindor, Weasley, y agradece que no sean más. Y ahora marchaos todos.

— Voy a atraparlo — dijo Ron, sacando los dientes ante la espalda de Malfoy — Uno de estos días lo atraparé...

— ¿Por qué no les ha quitado puntos a los tontos de Malfoy y sus amiguitos? ¡Han empezado ellos! — dije indignada.

— Los detesto a los dos — añadió Harry — A Malfoy y a Snape.

Así los cuatro siguieron a Hagrid y su abeto hasta el Gran Comedor, donde la profesora McGonagall y el profesor Flitwick estaban ocupados en la decoración.

El salón estaba espectacular, cubierto por guirnaldas de muérdago y acebo colgando de las paredes y no menos de doce árboles de Navidad estaban distribuidos por el lugar, algunos brillando con pequeños carámbanos, otros con cientos de velas.

— ¿Cuántos días os quedan para las vacaciones? — preguntó Hagrid.

— Sólo uno — Respondió Hermione — Y eso me recuerda... Harry, Ron, Selene, nos queda media hora para el almuerzo, deberíamos ir a la biblioteca.

— Sí, claro, tienes razón — dijo Ron.

— ¿La biblioteca? — preguntó Hagrid, que los acompañó hasta la puerta — ¿Justo antes de las fiestas? Es un poco triste ¿No creéis?

— Oh, no es un trabajo — explicó alegremente Harry— Desde que mencionaste a Nicolás Flamel, estamos tratando de averiguar quién es.

— ¿Qué? — preguntó Hagrid impresionado — Escuchadme... Ya os lo dije... No os metáis. No tiene nada que ver con vosotros lo que custodia ese perro.

— Nosotros queremos saber quién es Nicolás Flamel, eso es todo — dijo Hermione.

— Salvo que quieras ahorrarnos el trabajo — Añadió Harry — Ya hemos buscado en miles de libros y no hemos podido encontrar nada... Si nos das una pista... Yo sé que leí su nombre en algún lado.

— No voy a deciros nada — dijo Hagrid con firmeza.

— Entonces tendremos que descubrirlo nosotros — dijo Ron.

Hermione sacó una lista de títulos y temas que había decidido investigar, mientras Ron y yo nos paseábamos entre las fijas de libros y los sacábamos al azar. Harry por otro lado se acercó a la sección prohibida.

Legado de dos rebeldes: Selene [Con Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora