Capítulo 29 - Un dragón en el vagón.

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Pensé que a la mañana siguiente Eris volvería a hablarme, muchas veces se enfadaba y se le pasaba al rato, solo tenías que dejarla sola durante unos minutos o unas horas si había sido algo gordo, pero a la mañana siguiente se dirigió al baño, se vistió, recogió, cogió sus cosas y bajo sin ni siquiera mirarme.

Cuando bajamos se comporto como siempre con el resto, parecía que no había pasado nada, salvo cuando me ignoro al pedirle que me pasara la jarra de agua.

Fred y George miraban el no intercambio de palabras entre ambas, que normalmente éramos muy cercanas. Todos parecían darse cuenta de que algo no iba bien, ya que la alegre y bromista Eris había decidido ignorarme por completo, haciendo como si no existiera.

Cuando llegamos al andén 9 y ¾ mamá retuvo a Eris, que le debió de responder de forma tajante antes de subirse al tren porque mi madre la siguió unos metros, llamándola.

—    Ron, Ron, ¡Por amor del cielo! — grito la señora Weasley cuando nos subimos al tren, que empezó a moverse — ¡No la pierdas!

—    Scabbers se había quedado en tierra, está muy rara últimamente — dijo Ron, que miraba a la rata con preocupación mientras se la metía en el bolsillo.

Ron, Hermione, Harry y yo nos subimos al unico compartimento que no estaba completo donde encontramos a un hombre dormido en el asiento de la ventana y sobre la mesa había un gastado maletín marrón con unas iniciales en dorado.

—    ¿Quién será? — preguntó Ron, sentándose frente al hombre.

—    El profesor R.J. Lupin — dijo Hermione, que miraba al igual que yo las siglas de la maleta.

—    Debe ser el nuevo profesor de defensa contra las artes oscuras, el último termino en un psiquiátrico... — dije yo, dejándome caer al lado de Ron.

—    Lo sabeis todo ¿Por qué siempre lo sabéis todo? — dijo Ron.

—    Lo pone en su maleta, Ronald — dijo Hermione, señalándola.

—    Además, ¿qué haría un hombre adulto en el expreso si no es un profesor? — respondí — y teniendo en cuenta que el unico puesto vacante es ese...

—    Y el de cuidado de criaturas mágicas — dijo Ron.

—    No, ese se lo han dado a Hagrid, ya lo veréis — dijo Harry.

—    ¿Quién más mandaría un libro que devora libros? — dije yo, riéndome.

—    Nos va a matar — dijo Ron con los ojos abiertos de par en par.

—    ¿Crees que está realmente dormido? — preguntó Harry, mirando al hombre.

—    Eso parece. ¿Por qué? — le respondió Hermione mientras yo me asomo a mirar por la ventana.

—    Tengo que contaros una cosa — dijo Harry, cerrando la puerta del compartimento y sentándose al lado del hombre mientras los tres lo miramos desde el asiento de enfrente, expectantes.

Harry empezó a contarnos todo lo que había pasado desde que había huido de casa de sus tíos y contando todo lo que sabía sobre mi padre.

—    A ver si lo he entendido ¿Sirius Black se ha fugado de Azkaban para buscarte? — preguntó Ron, bastante asustado.

—    Si — responde Harry.

—    Pero le acabarán cogiendo — respondió Hermione — Lo buscan por todas partes.

—    Seguro, salvo que nunca nadie había escapa de Azkaban — dijo Ron — y que es un asesino rabioso y lunático.

—    Gracias, Ron — le dijo Harry, más tranquilo de lo que debería dada la situación.

Legado de dos rebeldes: Selene [Con Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora