Capítulo 66 - ¿Y ahora qué?

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Entré a nuestra primera clase de pociones con Hermione, ambas llevábamos nuestros libros contra el pecho mientras atendíamos al nuevo profesor de pociones, Horace Slughorn.

Era raro estar en clase de pociones con luz proveniente del exterior y no en una oscura mazmorra.

— La atención al detalle en la preparación es el requisito previo de cualquier poción — decia Slughorn cuando entraron Harry y Ron a la clase, haciendo que el profesor se girara a mirarlos — ¡Ah! Harry, ya estaba preocupado. Veo que no vienes solo.

— Ron Weasley, señor — se presentó Ron — Soy un negado en pociones, una amenaza, de hecho. Sera mejor que...

— Tonterías, eso tiene arreglo — dijo Slughorn — Los amigos de Harry son mis amigos. Sacad los libros.

— Lo siento, señor, aún no tengo, ni Ron tampoco — dijo Harry.

— No os preocupéis. Coged uno del armario — dijo el profesor con un ademán de manos.

Hermione miraba mal no, fatal a Lavander, que miraba a Ron babeando.

Le dí un codazo a Hermione, que me miró mal. Sonreí y alcé las cejas repetidas veces, señalando a Ron con la cabeza y formando corazones con las manos.

Hermione me dio un pisotón y volvió a mirar mal a Lavander, haciendo que contuviera una carcajada, simulando toser.

— Señorita Black, debería mirarse esa tos, no vaya a ser que tenga que faltar a mis clases — dijo Slughorn, sonriéndome.

— Oh, no señor, no faltaría a sus clases por nada del mundo — respondí, sonriendo mientras miraba a Hermione.

— Muy bien, señorita Black. ¡Esa es la actitud! — celebró Slughorn — Como os decía, he preparado unos brebajes esta mañana. ¿Alguna idea de lo que estas pócimas podrían ser?

Hermione levantó la mano a velocidad del rayo y se acercó a la primera poción.

— Eso es veritaserum — dijo Hermione —. Suero de la verdad. Y esa ha de ser poción Multijugos. Muy complicada de elaborar... Y esto es...

— Amortentia — dije mientras me acercaba, atraída por el olor que soltaba la poción, a chocolate, pólvora y césped — el filtro de amor más potente del mundo. Huele distinto para cada persona según lo que la atrae.

Slughorn comentó algo más de la poción, pero yo me había sorprendido con el olor de la poción, con que todo me recordara a Fred, que no conseguía sacármelo de la cabeza.

Al sabor a chocolate de sus labios las veces que nos habíamos besado, el olor a pólvora que desprendía su ropa de haber estado jugando con las bengalas del doctor Filibuster, el olor a césped que nos envolvió la primera vez que nos habíamos besado en las finales de quidditch...

¿Y ahora qué? ¿Ahora que se supone que tengo que hacer? No puedo negar que me siento atraída por el maldito amigo de mi hermana. Tampoco puedo negar que me gusta y que no puedo dejar de pensar en él desde nuestro primer beso, puede que un poco antes.

¿pero y si todo sale mal? ¿Y si nos pasa algo a alguno de los dos? O ¿Y si directamente no somos compatibles? ¿Y si despues de que salga mal todo se vuelve incomodo?

Sacudí la cabeza y vi como todas se iban acercando cada vez más, hasta que el profesor tapó la poción.

— Señor, aún no nos ha dicho qué es eso — preguntó una chica de Gryffindor.

— Ah, sí — dijo Slughorn cogiendo una ampolla con un liquido transparente — Lo que tienen ante ustedes, damas y caballeros es una pequeña y curiosa poción denominada Félix Félicis. Más comúnmente conocida como...

Legado de dos rebeldes: Selene [Con Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora