Capítulo 49 - Haremos que sea suficiente.

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Nos empezamos a arreglar, al final yo me había cogido el vestido que había visto, plateado con pedrería en el escote, y mi hermana llevaba uno rojo de encaje sin mangas que se ceñía a su cuerpo y que caía vaporoso desde sus caderas, enseñando una de sus largas piernas por una raja lateral del vestido.

Cuando todas estuvimos listas bajamos juntas hasta la entrada del gran comedor, donde nos esperarían nuestras parejas.

Hermione nos miró nerviosa, iba preciosa con su vestido de gala y el recogido que le había hecho Eris con una precisión profesional.

— ¡Venga! Todo ira bien — le dije, cogiéndole del brazo y arrastrándole conmigo.

Eris y las demás ya habían bajado y sonreí a Hermione, dándole ánimos.

Mientras bajábamos vi como Harry y Ron nos miraban con asombro y como Eris le daba unas palmadas a Fred, que se sacudía.

También vi a Viktor y Biser, esperándonos al pie de la escalera.

Bajamos cogidas del brazo y al llegar abajo ambos se inclinaron un poco y tendieron su brazo.

Les sonreímos y le devolví la sonrisa a Hermione mientras nos soltábamos y le dábamos el brazo a nuestros acompañantes.

— Estas tan bella que pareces una estrella caída del cielo esta noche — me dijo Biser, sonriéndome mientras entrabamos a la sala de baile.

— ¡Gracias! Tu estas muy guapo también esta noche — le respondí mientras nos acercábamos a donde estaba mi hermana con Charlie, que había acompañado a Eris porque no queria ir con nadie que no fuera él, con los gemelos y sus parejas y con Ron, que había venido con una de las gemelas Patil.

— ¿Y Hermione? — preguntó Ron justo cuando llegaba — ¿No ha venido al baile?

— Oh, ya lo vera... — le dije, sonriendo con misterio.

Fue entonces cuando entró Hermione del brazo de Viktor Krum, seguido por Cedric con Cho Chang y de Harry que iba con la otra hermana Patil.

Todos empezamos a aplaudir con fuerza mientras pasaban por el pasillo que habíamos formado hasta la pista de baile.

— ¿Es esa Hermione Granger? ¿Con Viktor Krum? — preguntó Patil, aplaudiendo y con la boca abierta.

— No, en absoluto — dijo Ron, que miraba con anhelo a Hermione, que sonreía a la gente al pasar mientras Krum la miraba sonriente.

Los campeones y sus parejas inauguraron el baile y pronto empezaron todos a sumarse al baile, ¡Incluso Dumbledore con McGonagall y Filch con su gata!

Biser me levanto por el aire, metiéndonos en el baile y moviéndose con agilidad.

— ¡Vaya! Bailas genial — le dije sorprendida mientras volvía a alzarme.

— He estado practicando — me dijo, guiñándome un ojo.

Pero lo mejor de la noche no fue el baile o que la sala fuera preciosa, no.

Lo mejor fue el concierto que dieron Las brujas de Macbeth al final de la noche.

Biser se reía mientras yo saltaba a su alrededor, aun con los tacones puestos.

Me rodeó la cintura en un giro y se acercó peligrosamente a mis labios.

— ¿Me permites que te de un beso? — me susurró, sonriendo.

— ¿Solo uno? — le respondí, acercándome a él y rozando mis labios con los suyos.

Pero no llegó a más porque me cogieron con fuerza por un brazo y, girándome, estrellaron sus labios con los míos.

Su nariz había chocado con la mía de la brusquedad y fue tan breve que aún sentía la nariz y los labios palpitar cuando esa persona me empezó a arrastrar sin decir nada.

Paró de golpe, haciéndome chocar con su espalda aún entre la gente del baile, pero ya lejos de Biser.

Se dio la vuelta y me miro con seriedad.

— ¿No dijiste que no querías algo por lo que tenías que esconderte? Pues esto no es estar a escondidas — dijo Fred para volver a besarme con fuerza, acercándome a él con sus brazos.

— Y también que no era suficiente — respondí, cuando conseguí separarme de él un poco.

El me miró con los labios apretados y las cejas fruncidas.

— No es suficiente porque tú no quieres — me dijo.

— No es suficiente porque quiero lo mismo que tienen mis padres, que tienen los tuyos. Lo mismo que tienen Eris y Charlie — dije terminando de apartarme de él.

— Pues hagamos que sea suficiente — me dijo, cogiéndome la mano.

— No lo va a ser, no te lo vas a tomar enserio, no esta en tu naturaleza igual que la paciencia no esta en la mía — dije, intentando soltar mi mano, pero el la agarro con más fuerza.

— Tu no entras en todo lo que no me tomo en serio — dijo él, acercándose mí.

Alcé la cabeza para mirarle y el se agacho un poco.

— ¿No sientes nada por mí? Por que yo creo que me estoy enamorando de ti y es algo que no estoy pudiendo evitar — susurró, cerca de mis labios.

— No lo sé, no quiero pensarlo porque si resulta que si no habrá vuelta atrás — murmuré en respuesta.

— Haré que quieras pensarlo — dijo, uniendo nuestros labios con suavidad.

Y sentí mis piernas perder fuerza, sentí que podría volar, que lo demás no importaba y que sus labios podrían ser una nueva droga a la que yo podría ser adicta.

Legado de dos rebeldes: Selene [Con Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora