¡Déjame en paz!

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Estaba en la ciudad. Todo era tan grande que me perdía. Había mucha gente y eso me impedía ver muchas otras cosas. No me gustaba caminar con tanta gente, me sentía agobiada y sin espacio. Quería estar sola, en algún lugar relajante pero aquí era imposible, ruidos de coches, personas...

Decidí ir a un bar a comer algo ya que llevaba poco dinero para ir a un restaurante.

-¿Me podría poner un bocata de lomo?

-Por supuesto, señorita-Contestó el hombre sonriente.

Al cabo de cinco minutos ya tenía el bocata en mis manos. Comí sin rapideza. No tenía prisa y no tenía tampoco nada importante que hacer.

-¿Que haces solita por aquí?-Preguntó el hombre apoyándose en la barra.

-Soy nueva en esta ciudad.-Contesté mientras acababa de comer.

-¿Desea algo más?

-No.-Dije pagandole.-Muchas gracias.

Me fuí de allí rápidamente. Ese hombre me daba mala espina.

Ya eran las 16:20pm y no sabía que hacer. Me fuí a la orilla del mar, me apetecía sentarme y escuchar las olas. Cerré los ojos y dejé que mi imaginación me sorprendiera.

Al volver al mundo real, eran las.18:00pm. Me levanté y di un paseo por allí hasta que decidí ir a otro bar.
Narra Jeff:

Estaba harto de que me miraran como un bicho raro. Ya hace muchas horas desde que ví a Nerea, ¿Dónde estará?. Decidí buscarla por todas partes pero no aparecía y me estaba poniendo de los nervios. Entré en un bar y los tíos estaban todos en un rincón, como si hubiese un famoso o algo por el estilo. Me adentre entre la multitud y ví a Nerea.

-¡¡Nerea!!-Grité, pero no me escuchaba.-¡¡Nerea!!

Como pude, alcancé a cogerla del brazo y la saqué de allí.

-¡Eh!-Gritaron los hombres.-¡No te la puedes llevar!

-¡No os pertenece!-Les grité.

-¡Que ella eliga!

-Yo me lo estaba pasando muy bien.-Contestó mareada. Estaba muy pero que muy borracha y a saber que estaba haciendo.-Déjame ir Jeff, no voy a hacer lo que tú digas siempre.

-¡¡Nunca te voy a dejar ir!!-La volví a agarrar del brazo y la saqué de allí.

Al llegar a casa, cerré la puerta de un portazo y la senté en el sofá.

-¿¡Se puede saber que cojones estabas haciendo!?

-Nada que te importe-Contestó sin mirarme.

-¡Mirame cuando te hablo!

-¡Nada que te importé!-Alzó la voz y se colocó delante de mi.-¡Déjame en paz! ¡Todo es culpa tuya!

Nunca pensé en esto (Jeff the killer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora