Ella (capítulo especial)

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ADVERTENCIA: Este capítulo contiene spoilers del final. Si no has leído la historia completa, no te lo recomiendo, je. Ah, y si están pasando por un periodo sensible, tampoco.

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Este es un capítulo especial escrito como agradecimiento por los 20M en UBBLL y 1M en Felix. ¡Muchísimas gracias! Estoy felix de que hayamos llegado a tan grande suma de lecturas y que sigan dándole amorsh a la historia con sus comentarios y en rrss <laf3 De verdad, jamás imaginé que la historia llegaría tan lejos.

Este especial ocurre después de UBBLL y antes que Felix, así que ojito.

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Ella 


Una vez a la semana me gusta visitarla.

No traigo flores, adornos ni mucho menos la disposición de hablarle. Me parece algo ridículo hablar a la nada, a una pieza sólida de mármol con la inscripción de su nombre y la fecha en la que nació y luego... todo terminó.

Hay personas que se sienten bien con ello, pero yo no puedo formar una palabra sin que me sienta tonto. Es como estar desesperado, y todavía me queda mucho para llegar a ese punto, supongo.

Cada vez que vengo, me quedo junto a su lápida, esperando que el tiempo transcurra, leyendo algún libro que saqué de la biblioteca o pensando en lo que se me venga a la cabeza. O, en ocasiones, intentar cumplir con lo que me encargó, aunque ni siquiera pueda abrir su diario a pesar de que lo cargo a todos lados. A veces, mi mente se vuelve en blanco, como las hojas de las historias que no puedo iniciar.

Cuando se fue, mi mundo se desorientó.

En un año lo hice todo por ella, ¿qué me queda ahora que no está?

Nada.

Solo hojas.

Las hojas que dejó para mí.

Pero hoy quiero que sea diferente.

Hoy quiero volver a tenerla aquí. Quiero imaginarla. Proyectarla dentro de mi mente y revivirla con recuerdos.

Así que cierro mis ojos y la imagino.

Su imagen está vívida en mi memoria. Puedo recordarla bien, incluso después del tiempo que pasó, su imagen es tan clara como las nubes que yacen hoy en el cielo. Consigo verla frente a mí, con sus ojos grandes y grises, tan brillantes como nunca pude ver. Su nariz, que, por si no se había dado cuenta antes, siempre tiene un peculiar color rosa. Luego está su sonrisa curva, con unos pequeños huecos en sus mejillas. Y su expresión anhelante, siempre aferrándose a la vida.

Ella siempre queriendo más.

Me mira desde tu pequeña altura, expectante, y yo no sé qué sucede.

—Te he preguntado cómo has estado —me dice, como si se diera cuenta de mi confusión— ¿Es que no me vas a responder, tú, infelix? ¿Sabes acaso cuanto te he esperado? Es muy aburrido estar aquí porque no hay mucho qué hacer, y me siento un poco sola. Así que más vale que me digas algo y no pongas tus típicas caras.

—¿Qué típicas caras?

Blanquea los ojos.

—Esa, la que traes justo ahora —responde, señalándome casi al borde de la desesperación.

Un beso bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora