C i n c u e n t a y u n o

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Querido diario:

Lamento tener que hablar de esto, no es algo que quisiera hacer. Es difícil contarte lo que haré a continuación, porque no lo he hecho con nadie antes. Bueno, nadie que no fuese Lena... y ya sabes qué ocurrió con ella.

Creo firmemente que cada acto acarrea una consecuencia; una que puede ser buena o devastadora. Luego, esta consecuencia influencia en nuestras decisiones. Es todo un círculo vicioso. Infinito.

Me encontré con quién pensé que ya estaba extinto y, como es costumbre, siempre que algo o alguien vuelve a tu vida, recuerdas.

Hay un motivo por el que jamás se me dio "mostrarme" con los novios que he tenido, jamás quise pasar a un siguiente grado. Además de que no existió la suficiente confianza, mi miedo a que "eso" volviese a ocurrir tuvo mucho que ver. Pero no pretendo explayarme demasiado —aunque el detalle en este caso es importante—, prefiero contarte sobre lo que hoy me ocurrió.

Fui de compras. Quería unos jeans porque dijeron que el otoño sería muy frío y que corría la mínima posibilidad de que lloviera. Genial, no tendríamos que esperar invierno, la lluvia sería más pronta. Tal vez sería un nuevo comienzo para mí, una mejor experiencia después de ese fatídico momento en que Wladimir me cortó. Y fui sola. Tontamente me molesté con el gallinero por llegar a casa sin aviso, el día que mentí sobre dónde estaría. Sí, lo sé, no tenían culpa, pero soy orgullosa y quise hacer las cosas en solitario como una forma de venganza.

Después de ver mis posibles compras, fui a comer. Por supuesto, mientras esperaba en la fila para pagar las papas fritas que pedí, tuve que responder la llamada de mis padres para cerciorarme que todo estuviera en orden. Al terminar la llamada y recibir la bandeja ¡ya estaba muriendo de hambre!

Peeeero, otra vez fui interrumpida.

Deseé que hubiese sido la llamada de mis padres o alguna otra cosa... Obvio, no lo fue.

Archie Bollet se sentó en el asiento disponible frente a mí, en la misma mesa. Instantáneamente recuerdos de aquel momento en su casa volvieron a mí, corriendo, amargos y vivos.

"Floyd McFly", dijo con una sonrisa surcando sus labios. "¿Te acuerdas de mí?"

Cómo no hacerlo. Todas las personas que marcan un antes y un después son recordadas. Archie era una de ellas.

Le respondí que no lo recordaba, y cuando hice un gesto para levantarme con la bandeja de comida, él me detuvo.

"Soy Archie Bolltet. Fuimos juntos a la secundaria", aclaró señalándose.

Miré a mi alrededor como en busca de ayuda, o algún medio de escape. A veces desearía que mi lado McFly dominase un 90% de mí, pero en general parece que saqué los genes de mamá, así también su personalidad. Por eso, como debes estar pensando, volví a acomodarme.

Sin quitar su sonrisa de mi frente, empezó una tanda de palabras buscando que lo recuerde. Cuando mi paciencia empezaba a colapsar, mi apetito se volvió fatiga y mi pierna no dejaba de moverse, le dije que empezaba a recordarlo. Quise que se marchara pronto, que me dejara en paz, pero Archie Bollet tenía mucho que decir.

Siempre fue hablador, un chico encantador, con la mejor sonrisa y un núcleo de amigos. Era el tipo de chicos que siempre destaca, no importa lo que haga. Un poco como el prototipo de chico perfecto, aunque con una arrogancia que pocos lograban ver. Él la ocultaba bajo su máscara de carisma y buena voluntad. Y yo, la tonta niña que siempre logra fijarse en los peores chicos, también lo creía...

(Aclaro: solo lo encontraba lindo. Él y yo no éramos nada, solo compañeros.)

Una tarde, tuvimos que juntarnos los dos para realizar un trabajo en parejas. Él ofreció su casa. Todo iba bien, no entiendo cómo el tema cambio de geografía a romances. Creo que suelo ser muy ingenua en esos ámbitos, no me percato cuando las cosas sufren un cambio. No sé si sea malo; quizás en aquella ocasión lo fue. Me invitó a su cuarto para enseñarme algunas cosas. Nos sentamos en su cama, charlando con normalidad, entonces guardamos silencio. Él me miró y yo lo miré, luego en una fracción de segundo, me vi tendida en la cama, casi en shock, con Archie besándome a la fuerza, con una pasión irracional. Me forzaba a besarlo reteniendo mis manos, sus piernas sobre las mías eran un impedimento para que pudiese moverlas. Intenté preguntarle qué hacía, pero me respondía una y otra vez que me relajara. ¿Relajarme? ¿Cómo podía?

Un beso bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora