C a t o r c e

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#MiércolesDeFloyd

#MiércolesDeFloyd

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Mi habitación solamente era iluminada por una lamparilla sobre mi escritorio. La ventana estaba cerrada, pero el frío del exterior se colaba, por ello no dudé en colocarme mi más abrigado pijama de polar. En toda la casa reinaba un silencio que se veía interrumpido cuando presionaba las teclas del laptop.

Me gustaba escribir sin ningún ruido, inclusive rechazaba la idea de tener que escuchar música mientras lo hacía pues siempre terminaba cantando e ignorando mis escritos. Por ello, siempre pienso que la música, tanto como los libros, son un medio influyente muy eficaz.

Tras dar clic en publicar, me quité las gafas. Había tardado una hora, cuatro minutos y treinta segundos en escribir el nuevo capítulo de mi historia, cosa que me fue una hazaña ya que siempre tardaba más. Supongo que después de ser pillada infraganti por el Poste necesitaba distraerme para olvidar mi infortunado encuentro. Estiré los brazos al cielo y enderecé mi rígida espalda, necesitaba acomodar los músculos.

Comprobé todo estuviera en orden y me levanté de la silla de un salto. Antes de bajar en busca de comida, me asomé por el pasillo oscuro para no tuviese la divina suerte de toparme con Felix. Ya estaba demasiado avergonzada para verle incluso la punta del zapato. Avergonzada conmigo misma y con él por hallarme de intrusa dentro de su cuarto.

Una vez que me encontré con el pasillo solitario, me apresuré en bajar y correr hasta la cocina.

En uno de los muebles saqué la caja con cereales y de la nevera un yogurt de frutilla. La disyuntiva de meter todo mezclado dentro de una taza y subir se resolvió cuando opté subir de vuelta a mi habitación con el yogurt y la caja de cereal.

Estaba leyendo los ingredientes del cereal sin tener una idea de lo que me encontraría una vez en mi habitación.

La oscuridad ayudó para darle un aspecto terrorífico que me hizo pegar un grito ahogado apenas traspasé el umbral. Sentado en mi silla de escritorio, apoyado en el respaldo, de las piernas cruzadas, las yemas de sus dedos tocándose y observándome con su inexpresivo rostro, Felix aguardaba a la espera de mi entrada.

—¿Qué haces? —pregunté con pasmo dejando las cosas en la cómoda, junto a mi maquillaje y el cofre de Lena.

Mi cuerpo se tensó. Deslicé la mirada hacia mi laptop, lo que provocó un esbozo terriblemente creepy por parte de mi compañero, para finalmente darle un rápido vistazo y levantarse de la silla. Tragué saliva con dificultad al verlo frente a mí.

—Así que escribes en Wattpad, ¿acaso quieres igualar a tu padre? Definitivamente tienes mucho camino por recorrer, pequeño Hurón. —Cada una de sus palabras la pronunciaba más marcada que la otra. Su voz me pareció siniestra, muy golpeada, llenas de veneno. Vaya forma de vengarse por entrometerme en sus cosas—. Por otro lado, no creo que nadie te tome en serio con esa historia y ese nombre de usuario tan penoso. ¿Neurona Anónima? Al menos ponle un nombre agraciado a la única neurona funcional que tienes, McFly.

Un beso bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora