De todas las presentaciones que alguien me había hecho, ninguna fue como la de Batman. Una sonrisa radiante y fue acompañada enseguida de su presentación.
—Como el futuro héroe de la ciudad no sé si debería rebelarte mi identidad súper secreta, pero supongo que la sabrás después de todo. —Se sentó sobre la silla y dejó sus cosas sobre la mesa—. Soy Joseff Martin.
—Floyd McFly.
Su expresivo rostro se asombró.
—¿Te diste cuenta de que nuestros apellidos forman "Martin McFly" como el de la película?
Joseff presentaba todos los rasgos de alguien anormal. Su forma de hablar y expresarse era todo lo contrario al Poste con patas. Sus ojos llenos de vida, sus cejas parecían gusanos peludos moviéndose sin cesar con cada expresión que dibujaba en su rostro. Se veía tan lleno de vida, y la verdad es que así era, un frasco de bebida batida que, al abrirla, llenaba a todos de su hilarante actitud, positivismo y buena voluntad. Esto me hizo sentir como una persona con una moneda; por un lado, el rostro inexpresivo de Felix, y desde el otro, a mi compañero de banco.
Mientras la profesora Mittler hablaba sobre los próximos exámenes, Joseff aprovechó el privilegio de sentarnos en el último asiento para charlar el resto de la clase sobre su fascinación por los superhéroes.
—... es por eso por lo que los superhéroes prefieren mantener su identidad bajo secreto.
—Interesante, interesante.
No tenía la menor idea de lo que decía, pero bueno, así se callaba un rato...
—Lo es, McFly.
—Nunca te vi por el colegio. ¿Por qué entraste recién? —pregunté sin pensar. En realidad, lo que ansiaba averiguar era sobre el paraguas, aunque teniendo en cuenta el afán de demostró en ayudar a las personas —y algunas de sus anécdotas que contó tras su presentación— dudé si lo recordaría.
—Bueno... —Llevó su mano detrás de su cabeza y se revolvió con cabello trazando una sonrisa igual a la de un niño pequeño que lo descubrieron hacer algo realmente malo—. Me gusta ayudar a las personas.
La profesora Mittler carraspeó provocando que ambos mirásemos hacia la pizarra blanca con anotaciones sobre los temas próximos a tratar en Historia. El ceño fruncido de Mittler nos decía todo y, como todo profesor al que le gusta ser escuchado, no aprobaba que Joseff y yo estuviésemos distraídos. Tomé mi lápiz para anotar lo de la pizarra y al mirar de reojo a mi compañero descubrí que él hacía lo mismo, pero en lugar de escribir, movía su lapicera sin anotar ninguna palabra en la hoja. Deduje que probablemente es de esos estudiantes a los que le va horriblemente mal, pero esa idea quedó atrás cuando retomamos la plática.
—¿Entonces...? —Nuestras narices prácticamente rozaban las hojas de nuestros respectivos cuadernos—. ¿Por ser "buena persona" estás aquí?
—Se podría decir que sí. Mi idea de ayudar a las personas a toda costa conllevó a tener demasiadas citaciones de apoderado, encuentros en la oficina del director y ayudar al conserje del colegio. Al final, el director no aguantó mis "acciones osadas" y me expulsó del colegio a una semana de las vacaciones de invierno. Después de una incesable búsqueda, este colegio fue el único que me aceptó.
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Un beso bajo la lluvia
Novela JuvenilLluvia y sol. Chocolate y menta. Multicolor y monocromía. Así son Floyd y Felix; dos amigos de la infancia que se reencuentran bajo las circunstancias menos esperadas y el día menos pensado. Pero lo que fue de una amistad ya no es más que recuerdos...