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Respire profundo antes de tocar a la puerta, al momento de abrirse vi a Peter que me miraba con preocupación y felicidad. Ayer habíamos regresado de Washington y con todo los últimos detalles acerca de la mudanza no pude pasar a verlo.

Sólo pasaron unos segundos para que el viniera directo a mi para abrazarme, me apretaba fuerte y acariciaba mi pelo con cuidado, supongo que lo hacía para no olvidar la sensación de tenerme en sus brazos.

—Hola — dije en el abrazo.

Poco a poco me soltó y al final me tomó de la barbilla para mirarlo —te extrañé como no tienes idea.

Le sonreí para después acercarme a el y besarla con dulzura, tomó mis mejillas con sus manos profundizando el beso. Sus manos iniciaron a bajar a mi espalda y el beso iniciaba a ser un poco más frenético, el ambiente entré los dos estaba cambiando hasta que Peter se detuvo de golpe.

—Peter, tenias que saludarla, no comertela — escuche a May decir detrás de Peter.

Yo me separe de Peter riendome —hola May, es un gusto volverla a ver — dije iniciando a sentir vergüenza por la situación.

—Muy bien, aunque voy a extrañar tenerte por aquí — dijo mientras me acerco a ella a darle un abrazo —me sentiré sola en esta casa —.

—Yo vivo contigo — dijo Peter uniéndose a la plática.

—Tú no cuentas — dijo May haciéndome reír, Peter sólo se acercó a nosotras e hizo un breve puchero. Lo abracé aún riéndose de el y el sólo me dio una mala mirada.

Peter me tomó de la cintura y me sonrió —tendremos una larga cita, así que puede que llegue un poco tarde — dijo Peter tomando una mochila que había dejado cerca de la puerta de entrada.

—Vayan con cuidado — dijo May siguiendo a la puerta —puede que sean superhéroes y sepan cuidarse, pero aún soy tu tía y me preocupo por ti — dijo despidiéndose de mi con la mano antes de cerrar la puerta del apartamento.

Peter tomó mi mano y la acercó a su boca para darle un beso, no pude evitar sonreír por lo que acababa de hacer y aún con las manos tomadas salimos del edificio.

—Hay que pasar por un helado y si quieres podemos ir al cine — dijo Peter mientras caminábamos por las calles con rumbo al Central Park —o podemos comprar un helado e ir a la feria.

—A la feria, quiero uno de esos peluches gigantes - le dije con emoción dando unos saltitos.

Seguimos caminando y al llegar pasamos a una heladería ambulante, el dueño era un señor con bigotes y unos grandes lentes que nos atendió con alegría. Peter había pedido un helado de chocolate mientas yo uno de limón y al tenerlos los pagamos.

—Sabes, creo que es una de nuestras mejores citas — le dije mientras nos sentabamos en el pasto — no hay ningún crimen por el momento y estamos los dos sin nada que nos pueda distraer.

Peter se terminó su helado y se acostó en el pasto — voy a extrañarte cuando te vayas, no será lo mismo sin ti.

Lo miré y negué —aunque viva en otro estado, no te vas a deshacer de mi tan fácil — dije terminando mi helado para acostarme a su lado —podemos hacer videollamada todas las noches y puedo venir los fines de semana — el se acomodó de lado para poder verme —tengo alas Peter, en 30 minutos puedo llegar en cuanto me necesites, siempre estaré para ti.

Pude verlo acercarse a mi para besarme, aunque fue un beso corto pude notar cuanto significaba para el. Se sentó y tomó su mochila para dar un libro y darmelo, me acomode en mis codos y miré el libro con una sonrisa. Era Las ventajas de ser invisible, lo tomé y abracé a Peter agradeciendole.

Alas || Peter ParkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora