¿Se pueden querer a dos personas al mismo tiempo? [POLIAMOR #1]

Capítulo 36

LILITH

Quiero dedicarle este capítulo a:

la_ama_de_las_ranas

🐸🐸🐸

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El capítulo:

¿Qué demonios es esto? ¿Quién carajo's está haciendo todo esto?

Mi dedo pulgar pasa imagen tras imagen de las fotos que me mandó el pervertido del número desconocido. Son seis, para ser exactos. Y en todas... aparezco yo.

Esto es una broma, tiene que serlo.

Pero no, no es una broma cruel de mis primos o de algún familiar cercano a mí. Eso me ha quedado claro. Lo que también entiendo es que este sujeto —sea quien sea— ha estado observándome desde hace tiempo. ¿Pero cómo? ¿Cómo pudo pasar desapercibido dentro de esta mansión...?

Ah, creo que respondí mi propia pregunta.

Esto es denunciable. Puedo ir a la policía o despertar a mi madre para informarle de estas imágenes. Pero..., ahora mismo, no puedo pensar en ningún escenario lógico en donde la justicia o el procedimiento policial hacen su trabajo.

El constante e incontrolable ruido de mi alterada respiración me frustra. Mi garganta se cierra; siento que alguien ciñe sus dedos alrededor de mi cuello impidiendo el paso del aliento.

Oh, no...

Creo que voy a sufrir un ataque de pánico si no me controlo. Pero la tengo muy difícil, si lo único en lo que pienso es en el monstruo que está haciéndome esto. Y, me atormenta más el hecho de no saber por qué me están haciendo pasar por esta angustia, o, quién es el enfermo mental que me tomó estas fotos mientras yo creía que estaba sola.

Santo Dios.

No puedo pensar. No puedo hablar. No puedo moverme. Ahora entiendo a lo que se refieren cuando dicen que el miedo te apendeja y te paraliza las neuronas. Incluso LiLith me ha abandonado, se ha quedado callada y ni sus ideas escucho. Y, aunque su silencio era lo que quería obtener desde hace años, admito que el modo en cómo lo obtuve me asquea.

¿Estás ahí?

(Silencio.)

Contéstame, te necesito.

Pero mi respuesta es peor que una pausa al recibir malas noticias. Esto es demasiado para mí. Es desolador y hueco. Me siento vacía.

Con el esfuerzo de mil caballos me metí a la cama, y cubrí mi cuerpo con todas las sábanas hasta la cabeza. No me he movido de aquí desde hace una hora. No he revelado ni un centímetro de mi carne, y sería misión imposible si tengo el edredón como burka o manto protector. Esto sonará raro, pero ahora entiendo por qué las muchachas se ponen estas clases de cosas que cubren sus cuerpos de las miradas de otros.

¿En un mundo como éste, quién querría salir a la calle?

¿Cómo puede pasarme esto a mí? Creí que había cumplido mi sentencia, creí que había terminado mi castigo cuando me enteré de que la culpa afecta en partes iguales. Ojalá me hubieran advertido que la mala suerte es imparcial.