Capítulo 17

965 59 3
                                    

LEONARDO

⚠️ Advertencia ⚠️

Contenido Para Adulto.

Oh, olvídenlo 😏

«Por fin.»

Esta hermosa mujer me está volviendo loco.

Saboreo sus labios. Son exquisitos. Es dulce y suave al tacto, como los he imaginado desde hace años. He esperado demasiado por este momento. Ahora estaba sucediendo. Ella era mía. Era mi nenita, la misma niña que pasó junto a mí —sin notarme—, en esa fiesta de Navidad con el imbécil de Mario. No había cambiado en nada. Pasaron diez años, pero seguía con el rostro aniñado, el pelo largo y castaño, y la ropa que tiene pinta de picar y similar a un saco de patatas. Pero los ojos, esos ojazos azules que tanto me gustaron seguían desprendiendo aquel encanto inocente, como con el que la vi por primera vez.

Era cuatro años mayor que ella. Aún era una niña. Pero..., ¡diablos!, ahí lo supe. Justo en ese momento, lo supe. Supe que tenía que estar con ella. Esa niña era mi final y mi comienzo: con ella pasaría el resto de mi vida, con ella envejecería, y junto a su cuerpo moriría.

Necesitaba encontrar una razón para acercarme a ella. Tenerla cerca. Rozar con mis dedos los listones de su pelo que desprendían un aroma dulce y embriagador.

Y la encontré. Débora Jiménez, prima hermana y buena amiga de Lilith Caballero. Era perfecto. Podía hacerme buen amigo de Débora, para así acercarme a esa nenita de trenzas y vestido blanco conservador. Funcionó. A dónde quiera que fuera Débora la acompañaba Lilith; y yo... Bueno, no me recuerda por lo que veo. Me di cuenta de eso cuando me presenté (después de tantos años de ser su admirador secreto), y ni siquiera dio indicios de reconocerme.

Por años hice de todo para seguirle el rastro. Estudié Derecho por ella, porque Lilith quiso seguir los pasos de su prima para convertirse en abogada. No pude negar que fue divertido verme estudiando leyes, cuando de pequeño siempre las rompía. Como mi padre. Bruno Reyes está en prisión por robo e intento de homicidio.

Un padre tras las rejas y un hijo que es abogado. Irónico, ¿no?

—Leo... —Se aparta lo suficiente para tomar aire. Y yo, permito que interrumpa nuestro beso.

Necesita tiempo para acostumbrarse. No quiero agobiarla. Menos por la tentadora oferta que le tenemos preparada.

—¿Qué estamos haciendo? —me pregunta, mirándome directamente a los ojos. No necesito conocerla para decir que está nerviosa.

Le aparto un mechón de la cara, poniéndolo detrás de su oreja, para así admirar mejor su tierna carita.

«Su pelo es tan suave.»

—Besándonos —señalo lo obvio, envolviendo mis brazos alrededor de su cintura. Una parte de mí teme que escape de esto, de lo que está sucediendo entre nosotros.

Pero me recuerdo que las dudas son una total estupidez, y me obligo a calmar los miedos que siento de este futuro incierto que planeo a su lado.

—No me parece correcto. —Suena un poco arrepentida. No quiero que se sienta así, como si hubiera hecho algo mal, o creyera que sus sentimientos hacia mí son incorrectos.

¿Se pueden querer a dos personas al mismo tiempo? [POLIAMOR #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora