LILITH
¿Me está mirando?
«Creo que sí.»
No deja de mirarme.
Y eso me está poniendo nerviosa.
—Lilith, ¿quieres comer ahora, o prefieres botanear con tus primos? —me pregunta tía Noemí.
Sonrío con educación, y me concentro en ella y en todos los presentes en la mesa. Ese pecador no merece la pena, ni mi atención. Necesito concentrarme en lo que de verdad importa. No puedo dejar que me afecte, que él me afecte.
—Sí, gracias. Acompaño a Débora y a mis primas a comer —respondo. Me sirve caldo de verduras con carne roja para degustar.
Que rico se ve esto.
—Yo no voy comer eso, tía Noemí, tiene muchas calorías —dijo Constanza, mientras teclea en su celular.
—Es cierto —la apoya Sandra—. Usted sabe la grasa que desprende la carne de pollo en un caldo. Eso se va a tus caderas, y se acumula ahí para nunca desaparecer.
—Eso le pasó a Alicia, una amiga de la secundaria, y ahora pesa seis kilos extra de su peso normal.
Tía Noemí pone una mueca curiosa en los labios, como si no les creyera a estas exageradas, lo que le están diciendo sobre la comida.
—Ay, niñas... ¿De dónde sacan tanta estupidez? —dijo y, aun así, les sirve una buena porción de comida a cada una.
—A lo mejor de internet, tía —responde Débora por ellas, lo que provoca una serie de intensas y pesadas miradas de parte de tía Ilda, tía Isabel, y casi todos mis primos/as.
Si las miradas matasen, Debi y tía Noemí ya estarían en el suelo con varios agujeros en el pecho. Y de paso también me fusilan a mí, porque... ¿por qué no? No les caigo bien de todas maneras, ¿por qué no lanzarme el mal de ojo de una vez?
Por el rabillo del ojo observo al encapuchado... que mantiene sus ojos fijos en mí aunque lo esté ignorando.
Gracias a Cristo tomé la brillante decisión de NO separarme de mi prima lo que reste del día. Tía Isabel y, todos los integrantes de esta familia —incluyendo a mis molestas primas con las hormonas a flor de piel—, quisieron conocer más a fondo a los herma...nastros Bianchi Soto.
Sí..., hasta su apellido demanda nuestra atención.
Al parecer..., esos dos chicos perdieron a su padre y madre de niños y, el padre de Leviatán y la madre de Leonardo se conocieron gracias a una pelea entre sus hijos en la primaria. Se enamoraron y casaron. El padre de Leviatán (Julio), convenció a su esposa de adoptar sus apellidos y cambiárselos a Leonardo, para que la familia adoptara la idea de un cambio.
¿«Un cambio»? Creo que es demasiado cambio que tu identidad sea modificada para siempre.
Me da un poco de pena por Leo, tener que aceptar todo de golpe a los ocho años. Aunque él dice que no le importa, sé que miente al decir que le agrada su hermanastro y su padrastro. Ya han pasado varios años, pero aún no puede verlos como parte de su familia.
Eso me ha contado Débora. Bueno, me la he pasado alternando mis pláticas entre uno y el otro. Pero..., Débora me contó más o menos la mitad de la historia. A Leo no le gusta platicar con nadie sobre su vida, de eso ya me he dado cuenta.
Aunque..., aún no entiendo, ¿por qué Debi tardó demasiado en presentárnoslo? Leo es amable, educado, estudioso, ¿qué problema tiene? O..., ¿será por su hermanastro, que él no quiso aceptar nunca ninguna invitación de mi prima?
ESTÁS LEYENDO
¿Se pueden querer a dos personas al mismo tiempo? [POLIAMOR #1]
Teen FictionLa joven adulta, abogada y devota religiosa Lilith de veintiún años, despierta su sexualidad descubriendo emociones ocultas y avivando la llama de la inocencia que los hermanastros Bianchi Soto despiertan en ella, haciéndole una tentadora oferta que...