¿Quien eres y qué quieres?
Layla.
La alarma me saca de la cama llevándome a la cocina, mi madre está preparando el desayuno y me sirve una taza de chocolate con tostadas.
Hoy debo comenzar con el entrenamiento de verdad, el torneo es dentro de cuatro días y el lunes próximo tengo una prueba. Es agobiante.
Salgo al garaje despidiendome de mi madre, abordo mi auto yendome a la academia, están las calles atiborradas de personas y coches.
Me desvío de la carretera principal yendo a la autopista rumbo a la gran academia que me recibe abriendo las rejas y dándome paso. Miro el reloj y voy veinte minutos adelantada y eso es bueno.
Estaciono al lado del auto de Elena y voy a los casilleros dejando mis cosas, solo me quedo con el uniforme de siempre que se basa en pantalones ajustados, botas y blusa de tirantes.
El gran moño alto se mece hacia los lados según camino, atravieso los grandes salones encaminándome al campo, desde hoy comienza el entrenamiento duro y más ahora que llega el número uno.
Hace cinco años estoy esperando este momento, el momento de conocerlo y ver sus habilidades, que tan bueno es para ser el primero, pero sobre todo no veo el momento de arrebatarle ese orgullo de ser el primer francotirador de la Academia Pembrook para ser solo uno más del montón. Si para eso tengo que pisarlo lo haré, porque este es mi legado, es mi orgullo, es mi meta y le prometí a mí padre que lo cumpliría.
Entro al campo llena de orgullo y mas de uno voltean a verme, no es nuevo para mi, por donde quiera que paso los hombres se voltean a verme, al principio me molestaba, pero luego me fui acostumbrado, tienes que acostumbrarte cuando eres la primera mujer en entrar a una academia con más de ochenta hombres corpulentos y machistas.
–Buenas días Señorita Layla. —me saluda el jardinero y le devuelvo el saludo con la misma gentileza.
–¡Layla! —grita Esteban a mi espalda y volteo.
–¿Si?
–Deja de estar perdiendo el tiempo y andate a buscar tu armamento que ya es tarde.
Asiento y me devuelvo, se nota que hoy está de mal humor, más que nunca.
–¡Lombardi! —se exaspera y ruedo los ojos antes de girarme. –Tambien pásate a buscar a los nuevos estudiantes que deben estar al llegar. —demanda.
–No soy una instructora, soy una estudiante, no es mi deber.
–¡Sin reclamos, que soy tu superior, tienes quince minutos! —demanda y me volteo.
–¡Maldito mal nacido! —susurro y choco con el hombro de alguien. –Lo siento, no fue mi intención yo...
La persona no se detiene, sigue caminando y no se porque se me hace conocido, lleva el pelo negro peinado hacia atrás, gafas de sol y una camiseta negra que le deja al descubierto los tatuajes del brazo y la mano, el pantalón camuflado se le pega a las piernas torneadas y las botas es el toque final.
El se pierde cuando cruza el gran marco y yo sigo mi camino yendo a buscar a los nuevos estudiantes, luego paso a recoger mi armamento y finalmente voy a donde está Esteban.
–Listo, ¿Algo más? Te enciendo el cigarro ¿quizás? —hablo con sorna y me mira con rabia.
–No te quieras pasar de lista Layla. —se enfurece.
–No me quiero pasar de nada Esteban, pero te recuerdo que no soy ni instructora ni niñera, soy una simple estudiante y si algo le pasa a esos niños mientras yo los tengo la responsabilidad será tuya. —intenta hablar pero me le adelanto. –Como también te recuerdo que no soy tu hija, soy una estudiante a la cual no tienes derecho a tratar como un trapo sucio, tu deber es enseñarnos a disparar y defendernos, no a obligarnos a soportar tu cara de culo a diario.
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Placer Y Obsesión (Libro 1)
RandomLayla se traslada de Hawaii a Witko finalizada sus vacaciones con sus mejores amigas prácticamente sus hermanas. En su incorporación al trabajo en la Academia Pembrook, una Academia que recluta y prepara soldados para la disposición del FBI y la CIA...