Placer Y Obsesión (Libro 1)

Capítulo 14

Perdido.

Daniel.

Los rayos del sol hacen brillar las gotas de agua que se escurren por las ventanas de mi oficina.

Miro hacia afuera bebiendo mi capuchino, Layla está entrenando al grupo de primer año, trota con ellos, el camuflado le marca el perfecto culo que tiene.

Las piernas bien torneadas, el cabello negro se le mese con cada trote, está sujeto en un gran moño alto.

Paso saliva al recordar sus labios envolviendo mi polla palpitante, las succiones, sus caderas meciéndose, sus pechos saltando frente a mi cara.

Alejo esos pensamientos acariciando mi polla, cada vez que pienso en esa mujer se me pone dura.

–Señor el instructor Dobson acaba de llegar. —avisa Meri mi nueva secretaria.

–¡Hermano, al fin juntos! —entra formando alboroto y ruedo los ojos.

–Seria mejor que no hubieses venido. —digo sentándome detrás de mí escritorio.

–Si me necesitabas, lo sabes.

–No sueñes.

Me revuelve el cabello y me lo como con los ojos, Adrik Dobson mi mejor amigo desde que tengo memoria, es un toca pelotas de toda la vida, huí de New York para no tenerlo cerca y ahora lo tengo que soportar como instructor.

–Deja las bobadas y ponte en contacto con Lanz para que te ponga al tanto de todo.

–Como diga señor.

–Estupido.

–Yo también te extrañé hermano.

Dice antes de irse, me termino el café y recuesto la cabeza al sillón, si los Gambinos compraron esas armas es porque planean algo y tengo que tomar medidas.

–Señor. —entra Melody. –Ya llegó el nuevo armamento y puede ir a revisarlo cuando desee.

–Espero que este no se pierda en Lisboa o en cualquier otro país, no estamos para perder armamento ni para trabajar con incompetentes. —digo revisando la planilla que me trae, la firmo y se la devuelvo.

–No se preocupe que ese armamento de aquí no sale.

–Eso espero.

Melody se va y cuando pienso poder está tranquilo por un rato llega Clara con su madre.

–Solecito.

«Odio sus sobrenombres»

Se sienta en mis piernas dándome un beso, su madre me saluda con la mano y asiento.

–Mamá y yo vinimos a verte porque quiero que vallas con nosotras a el cumpleaños de una amiga, quiero presumir que tengo al mejor novio del mundo.

Su voz me penetra los oídos, es como tener un pito sonando constantemente, es chillona.

–Hoy no puedo. —digo cortante.

–¿Tienes algo mejor que hacer que salir con tu novia y tú suegra? —pregunta la pesada de Martha.

–¡Mamá! —Clara la regaña.

–No es eso Martha, pero tengo que trabajar.

–Ayer te quedaste hasta muy tarde Caramelito, ¿Hoy igual?

Asiento y hace un puchero, hasta que no le dé una respuesta que le agrede no se irán de aquí.

–Intentaré terminar temprano.

–Te adoro bombón, nos vamos.

Une nuestros labios en un beso suave y se va con su madre que me mira con los ojos achinados, «Vieja loca»