Capítulo 36

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Camino a mi felicidad.

Layla.

Los rayos del sol y la brisa fresca de la mañana me golpea el cabello mientras estoy dando instrucciones en el campo.

Un pequeño grupo de primer año trotan mientras otros disparan bajo la supervisión de Anieska y Elena.

Desvío la atención del entrenamiento cuando veo a Melody acercarse a donde está Anieska y comentarle algo que la hace reír, desde mi distancia no puedo escuchar lo que le dice y no sé porque pero me corroe la rabia.

Por parte de Melody es entendible dado que ella y yo hemos tenido nuestros percances, Anieska no me ha echo nada, a penas la conozco pero el solo echo de que sea el centro de atención y gracias a su llegada la relación de Raiko y Caroline esté peor me hace odiarla.

Se vuelve a colocar los protectores y se gira de espalda, la cabellera negra se le mece en un moño alto, trae un crop top ajustado que le deja al descubierto los tatuajes del abdomen y el colgante del ombligo, los instructores y estudiantes que están cerca de ella no disimula a la hora de comerle el culo plástico.

Me da rabia.

El entrenamiento termina y me quedo bajo el toldo azul oscuro terminando de firmar unos papeles que me trajo la asistente de Lanz.

–Hola hola.

Elena llega a mi lado junto a Raiko y Carter, les doy un beso a cada uno sin apartar la mirada de la planilla.

–¿Ya saben de las dos muchachas que encontraron cerca del Imperio? —pregunta Carter a mi lado.

–Si, según el perito judicial murieron de una sobredosis, fueron violadas por varios hombres y desmembradas. —comento terminando con las firmas.

–Cuando las encontraron, les faltaban varios órganos, entre ellos el hígado, el corazón y los riñones. —secunda Elena.

–¡Que horror! —exclama el periódico acercándose a nosotras.

–Ya ves, así son los criminales. —comenta Raiko babeando.

–Me das asco. —le doy un manotazo al moreno de mi amigo caminando.

–¡Hey Layla! —Anieska me llama y me detengo.

–Dime.

–Queria saber si tenías planes para hoy, es que quiero salir a conocer el lugar.

–Lo siento, estoy ocupada.

Comienzo a caminar y ella me sigue, pasamos por un círculo de estudiantes y voltean a mirarla, ella no le es indiferente a ninguno a la hora de hacerle ojitos.

Después de tomar una ducha y decirle a Anieska por enésima vez que no podía acompañarla tomo asiento en uno de los bancos del jardín.

La bocina de un auto me hace levantar la mirada de mi teléfono para encontrarme con un Mercedes negro frente a mi, es el auto de Ian.

–Hola princesa. —me da un beso en la frente cuando llego a el.

–¿Que tal estás?

–Ahora bien, moría por ver a mi pequeña.

Sonrío dejando que me tomé la mano y me guíe a su auto.

–Te llevaré a almorzar.

Asiento subiendo junto a el, conduce por la avenida principal desviandose al este de la ciudad, aparca frente a un restaurante y me abre la puerta para que baje.

En cuanto entramos la melodía suave me envuelve, diferentes olores llegan a mis fosas nasales poniéndome a salivar, estoy hambrienta.

Nos ubican en una mesa en el medio del lugar, encima hay un círculo enorme de cristal que permite ver el cielo despejado.

Placer Y Obsesión (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora