Cautiva.
Toni.
Me meto en mi habitación luego de terminar por hoy todos los pendientes del día, todos los representantes de los clanes aliados están que rebosan de alegría por el encierro de la puta, ella mató a mi hermano y encerró a mi hermana, tuvimos que hacer miles de maniobras y perder buenos hombres para rescatar a Amisha.
Me deshago de la parte de arriba de mi traje mientras pienso en mi encuentro con la teniente, es aún más bella en persona, ojos verdes, pechos firmes, piernas esbeltas, trasero redondeado y yo un estúpido que está pensando en el cuerpo de la puta que tiene que matar.
Crystal se toma la alcoba con un mínimo vestido azul, sus ojos se clavan sobre mi pecho desnudo y avanza hacia mi.
–La invitada no se siente bien., —comenta frente a mi.
–¿Que sucedió?
–La droga fue mucho para ella, convulsionó y estaba ardiendo en fiebre, al parecer su cuerpo no asimila aún las dos mezclas tan potentes.
–Ya lo hará, mientras tanto ¿que hicieron con ella?.
–Está donde mismo, solo se le dio un baño de agua fría y un sedante para que duerma.
–Bien.
–Toni. —susurra colocando ambas manos en mi pecho. –Ella es el enemigo, en su sangre trae destrucción, su maldita sangre ha echo sufrir a tu familia, matala de una vez.
Niego.
–Primero tiene que sufrir por todo lo que ha causado su maldito apellido.
–El va a mover cielo y tierra para encontrarla, estoy segura de eso.
–Y aquí estaremos esperándolo, además no la encontrará.
–¿Como estas tan seguro?
Me siento en la cama quitando mis zapatos.
–Porque se hacer bien las cosas, porque yo nunca dejó cabos sueltos a menos que quiera.
–¿Y si te hace perder el juicio?
–No soy Alejandro. —aclaro.
–Ella ha echo perecer a muchos, con sus encantos, Alejandro siempre se perdió por las mujeres pero no hasta tal punto como para terminar muerto, esa mujer es perdición.
–¿No será acaso que temes porque una bastarda te robe tu sitio? —suelta una carcajada sentándose en mis piernas.
–Eso nunca pasaría, solo temo por la seguridad de esta familia, he visto lo que son capaces de hacer esas mujeres que son entrenadas para seducir y tienen a su favor la belleza, solo quiero protegerte.
Entiendo su miedo, entiendo su preocupación pero eso no pasará, yo no soy Alejandro, yo no soy esos otros, no me perderé por la causante de todo el mal de mi familia en un pasado, mi hermano no sabía quien era ella cuando se dejó embaucar, de haberlo sabido la hubiera matado tal y como pretendo hacerlo yo.
–No le va a dar tiempo hacer nada. —la tranquilizo. –La droga dentro de poco acabará con su estabilidad y créeme que no podrá usar sus supuestas armas de seducción.
–Bien, confío en ti.
Me besa antes de irse, me meto al baño refrescando de todo el estrés del día, cuando salgo voy directo a ver a la puta asesina de mafiosos, la busco donde se supone que debería de estar y ya no está, me encamino en busca del guardia que cuidaba la puerta y no lo encuentro.
–¿! Donde demonios está la prisionera!? —le pregunto a una de las empleadas encargada en alimentarla con un mendrugo de pan.
–Está en una de las celdas de abajo, estaba muy débil y hubo que acostarla antes de que muriera en esa silla.
No escucho nada más y me dirigo hacia el sótano, hicieron bien, ella no puede morir ahora, tengo muchos planes para ella..
Llego al sótano y busco la celda con un pequeño reflejo de luz.
–Ábrela.
Le ordenó al guardia que obedece de inmediato, entro y la busco encontrandola en un colchón en el suelo, el cabello negro azabache se camufla con la oscuridad de la celda extendiéndose en la cama como una manta oscura, sus piernas están descubiertas ya que solo lleva una diminuta franela y unas bragas de encaje.
Me acerco despacio agachandome frente a ella, tiembla, al igual que sus labios entre abiertos, a pesar de la poca luz puedo ver sus mejillas enrogecidas y como se le contrae el pecho cada que respira.
–¿Que verga le hiciste a mi hermano? —susurro a la nada.
Se mueve un poco reclinado el trasero, dándome una vista completa de como las bragas de hilo se mete entre sus nalgas, aparto la mirada rápidamente y quisiera saber que tanto hizo para que mi hermano se dejara matar.
Una de mis manos viaja despacio hacia su muslo, acaricio desde abajo hacia arriba con las yemas de los dedos, ella entre abre la boca dejando salir un suspiro.
Es bella, no lo puedo negar, sus labios son carnosos, su nariz recta y fina, pestañas abundantes y alargadas, al igual que sus cejas finas, tiene dos esmeraldas exóticas por ojos que te magnetizan si los miras por mucho tiempo, es rebelde y salvaje, sus curvas te invitan a pecar y a olvidarte que es el enemigo, pero yo tengo demasiado claro a quien puedo desear y follar y a quien no.
La viro boca arriba y tomo su barbilla girandola a mi, los labios están blancos, sobredosis, se me fue la mano con la droga, no puedo arriesgarme que se muera, acaricio su labio inferior con el pulgar, mis ojos se pierden en su boca tratando de descifrar porque mi hermano se dejó matar tan fácilmente.
Mi mano baja a su pecho y el calor que emana me hace tensar la mandíbula retirando la mano, lo dudo por un momento pero vuelvo a tocar sus pecho, de repente sus ojos se abren y me empuja retrocediendo.
Su espalda se pega a la pared y me mira con odio y repulsión, me levanto caminando hacia ella.
–No vuelvas a tocarme maldito mafioso de mierda. —gruñe cubriendo su pecho.
–¿Y si lo hago que? —sigo mi camino hacia ella. –¿No cuentas con
las misma armas que seduciste a mi hermano hasta que lo mataste?Me mira con desprecio, puedo percibir la rabia en su rostro.
–¡No te me acerques! —se llergue y sostengo su mandíbula con fuerza.
–Yo te toco y te hago lo que me plazca porque para eso eres mi pricionera, ¿O es que acaso tu comandante va a venir por ti?
Forcejea tratando de quitar mi mano pero aprieto el agarre...
–De aquí no vas a salir viva, ten eso presente Layla Lombardi, vas a sufrir antes de que los gusanos se den un festín con tu cuerpo.
–¡Maldito!
Gruñe escupiendo mi rostro, la suelto cerrando los ojos con rabia, limpio mi cara con brusquedad al mismo tiempo que me giro para darle una bofetada que le lastima el labio haciendo que sangre...
–No te equivoques una vez más puta. —agarro su cuello estrangulandola. –Conmigo no se juega, no hagas que tu estadía se dolorosa tan rápido.
Coloca las manos en mis brazos haciendo fuerza para que la suelte pero solo aprieto más, su cara se torna roja y las mejillas se le inflan, así que la suelto, tose varias veces sobandose el cuello, mirándome con la ira contenida pero no se atreve a pronunciar ni una sola palabra.
–¡Cristian!
Llamo al guardia que entra entregandome la jeringa con el líquido blanco que ella mira con pavor.
–No. —susurra buscando refugio en el suelo mientras abraza sus rodillas. –No.
Cristian la toma por los brazos alzandola, forcejea pero el guardia es más fuerte y la sostiene mientras me extiende uno de sus brazos.
–De ti depende que tu sufrimiento no se prolongue mucho y tu muerte llegue rápido.
Le hablo mientras introduzco la aguja en su torrente, sus ojos se llenan de lágrimas mientras me mira, vaceo la droga en sus venas dejando escapar gota a gota mientras ella me observa dejando salir las lágrimas de dolor que lloramos mi familia y yo con la muerte de Alejandro.
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Placer Y Obsesión (Libro 1)
CasualeLayla se traslada de Hawaii a Witko finalizada sus vacaciones con sus mejores amigas prácticamente sus hermanas. En su incorporación al trabajo en la Academia Pembrook, una Academia que recluta y prepara soldados para la disposición del FBI y la CIA...