Capítulo 67

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Heridas abiertas.

Layla.

Me sostengo del escusado mientras vaseo todo lo que hay dentro de mi estómago, las paredes que antes se movían vuelven a su sitio y me incorporo lavandome el rostro.

Llevo varios días así, cualquier cosa que como me sienta mal, lo único que me alivia son los digestivos y ya se me acabaron.

Salgo del baño dirigiendome al pasillo, la misión ya casi se da paso y necesito estar preparada.

–¡Buenos días! —saluda Rachel en el pasillo.

–Buenos días..

Paso uno de mis brazos por su espalda para abrazarla.

–Me alegra verte bien.

Junto los labios simulando una boca de pato, es cierto que me veo bien, en comparación a como me veía hasta hace unos días, demacrada y horrible.

–Por cierto, esta noche es de chicas.

Informa y suelto un largo suspiro, no se si el cuerpo me de para eso, los mareos se acentúan cada vez mas en la noche.

–Si m encuentro bien en la noche entonces me les uno.

Rachel me mira con los ojos entreabiertos.

–¿Sigues con las náuseas? —indaga.

–Si, ya se me terminaron los digestivos, tengo que salir a buscar mas cuando termine el trabajo.

Sus ojos me estudian.

–Layla, ¿eres consiente de que lo tuyo no es de digestivos sino de embarazo?

Suelto un largo suspiro acompañado de una risa burlona.

–Rachi esto no es embarazo, estoy estresada, todo lo que ha pasado con Ian y Daniel, ahora lo de la misión y el miedo a las reacciones de mis padres y Claudia cuando sepan todo, eso es lo que me tiene así.

–Si eso es lo que quieres creer yo no soy nadie para convencerte de lo contrario.

Pongo la mirada en el techo queriendo desaparecer, son muchos problemas y muy pocas soluciones.

Con la mirada recriminadora de Esteban, me pongo a trabajar dejando de lado la conversación con Rachel, hago informes, investigo sobre los Gambinos que solo nos dejan huellas que no nos llevan a ningún lado.

Desplazo los drons, recopilo información y me concentro en el plano que nos dio Lanz para la misión donde nuestra tropa se encargará de cubrir a los que liberarán a los secuestrados.

Alguien carraspea la garganta detrás de mi y volteo para encontrarme con Daniel, los nervios se me disparan y respiro hondo antes de saltarle encima a comerle la boca.

–¿Desea algo capitán? —alzo los hombros.

Sus ojos negros me envuelven y su expresión se mantiene indescifrable.

–Necesito el informe que te pasó Lanz esta tarde. —su voz ronca me hace delirar miles de formas de cabalgarlo.

–Enseguida.

Busco entre mis carpetas y no se si son los nervios o su puta cercanía pero no encuentro nada, los papeles se me mezclan y término tirándolo todo al suelo.

–Si quieres vuelvo cuando estés menos torpe. —suelta un suspiro largo.

–No se preocupe, ya casi lo tengo. —recojo los papeles del suelo. –Estoy segura que aquí estaban.

Me levanto y doy dos pasos hacia atrás chocando con su pecho, la dureza de su abdomen bien definido me pone a pasar saliva y volteo para encontrarme con un par de ojos negros que me miran sin ninguna emoción.

Placer Y Obsesión (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora