Capítulo 33

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Cena en casa.

Layla.

Ya en casa me ducho, me desenrredo el cabello y me coloco un albornoz y bajo, mi madre está abajo terminando de arreglarse para ir a trabajar.

–¿Como te encuentras pequeña?

–Bien, ya no me duelen las costillas. —me siento frente a ella.

–Debes de alimentarte bien, no quiero que termines una vez más en el hospital.

—Tranquila mamá.

–No, no puedo estar tranquila cuando te atracaron y por culpa de la salvajada de esos oficiales casi mueres. —ruedo los ojos.

–Mamá no exageres.

–Bueno me voy, come y descansa.

–Vale.

Me da un beso y sale a su noche de trabajo, enciendo la tele y me preparo para verla un rato cuando tocan el timbre.

Me levanto y me encuentro con Ian frente a mi con cara de preocupación.

–¡Hey! —me da un beso y me abraza.

–¿Como estás? Ami me contó, lo siento por no haber venido antes.

–No pasa nada.

Tomamos asiento uno al lado del otro y toma mis manos frotandolas.

–¿Quieres que hable con mi padre para que contrate un anillo de seguridad para que te acompañen y no vuelva a suceder?

Ian pertenece a una familia importante y adinerada, su padre es general militar por tanto siempre anda rodeado con un anillo de seguridad.

–No te preocupes, estaré bien.

–No sabes cómo me asusté cuando Ami me llamó y me dijo que te habían atracado. —la tristeza en sus ojos se hace notoria.

–Lo siento, no quería preocupar a nadie, la verdad la pasé muy mal.

–No es tu culpa, pero, ¿Porque no te vas un tiempo a Hawaii?, con tu padre estarás más segura.

–¿Y dejar la Academia? Ni loca, no puedo, hay mucho vandalismo y nuestro trabajo es detener a los delincuentes. —aclaro y asiente.

–¿Al menos puedo estar cerca de ti? Sabes que me importas mucho y no puedo evitar preocuparme por ti.

No se porque esta conversación se me hace familiar.

–Claro que si, tú también eres muy importante para mí, te quiero mucho Ian.

Toma mi rostro entre sus manos y me pasa el pulgar por los labios y aparto la cara con gentileza.

–Ian.. yo..

–Lo se, no quiero presionarte, solo quiero que me dejes estar a tu lado, cuando estés lista para dar un paso y darme la oportunidad de ser algo más que un amigo me dices, yo seré paciente por ti.

Trato de decir algo pero no me sale nada, no quiero lastimarlo diciéndole que sería imposible que llegue a sentir algo por el más allá de una amistad porque tengo a un semental egocéntrico y engreído metido en lo más profundo de mi mente.

El sonido del timbre me salva la campana, Ian me suelta y frunce el entrecejo..

–¿Esperas a alguien?

Niego y camino hacia la puerta extrañada, Amanda me dijo que no podía venir hoy y Claudia sigue en Londres arreglando lo de la boda.

Abro la puerta y me tenso con la perfección que tengo delante, Daniel está ahí como si nada con el cabello revuelto, lleva un pantalón oscuro y una playera del mismo color, huele a recién afeitado y a perfume. La calma llega mezclándose con la inquietud.

Placer Y Obsesión (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora