Capítulo 18

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Sin saber que hacer.

Layla.

Las camionetas de la Academia se hacen con la autopista.

Daniel sigue rondando en mi cabeza y lo peor es que no se qué hacer, debo olvidarlo pero no puedo.

El labio me duele al igual que las costillas, recuesto la cabeza al asiento.

–¿Estás bien? —Adrik me pasa la mano frente a los ojos.

–Si, eso creo.

–Fuiste muy valiente. —dice con una sonrisa de niño pequeño.

–No fue nada, hice lo que cualquier otro hubiese echo. —me encojo de hombros.

–Claro.

Miro de reojo a Adrik, es de cabello castaño y cejas finas, a pesar de ser delgado tiene brazos músculosos, es atractivo, de ojos café y estatura alta.

Es el típico chico del que te enamorarías y soñarias con pasar el resto de tus días a su lado, atento, cariñoso, bromista y educado.

Salgo del vehículo seguida de Adriana y Adrik, Daniel está en el estacionamiento con mi padre.

Lleva un camuflado con la camisa abierta y el cabello desordenado, me voy a los brazos de mi padre quien me besa y me revisa varias veces.

–¿Estás bien? —pregunta sin dejar de repararme.

–Si papá, estoy bien.

Daniel me mira y el aire se me estanca en los pulmones, querer olvidar a este hombre es tiempo perdido.

–Siento mucho no haber podido obtener información de Alejandro Gambino, las cosa se complicaron y...

–Hicieron un buen trabajo. —es lo único que dice iendose con Adrik que lo pone al tanto.

Yo me voy a casa con papá que no para de hacerme preguntas, les hago un pequeño resumen a el y a mi madre para luego encerrarme en mi habitación.

Ian no para de enviarme mensajes de preocupación y no respondo ninguno, prefiero sentarme en el sillón de mi habitación abrazando mis piernas.

Tengo miedo de esto que siento, tengo miedo a que esa bomba de tiempo que llevo dentro estalle y se lleve por delante a más de uno.

No quiero sentir, solo quiero devolver el tiempo y que todo sea como antes. No haber ido a ese restaurante y mucho menos a ese bar.

El sueño me llega y me dejo caer en la cama envolviendome en mi colcha.

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A las siete de la mañana suena la alarma, me quedo en la cama echa un ovillo, no quiero levantarme y tener que enfrentar ese torrencial de emociones que causa Daniel.

Papá sube a sacarme de la cama y resoplo sin querer salir.

–Vamos, hoy volveré a Hawaii y quiero llevarte antes a la Academia.

–Me pesa ir. —confieso.

–¿Como así? ¿Está todo bien?

–Si, solo me pesa.

–Nada de eso, en veinte minutos te quiero abajo.

Sale de la habitación y me tapo la cara con la almohada, creo que no podré escapar de esto, no tengo más opción que resignarme y hacerle frente a la situación.

Me baño y me arreglo saliendo con papá para la Academia, nos despedimos y le prometo mantenerlo al tanto de todo.

Entro a la oficina de instructores y están todos reunidos incluyendo a Daniel.

Placer Y Obsesión (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora