Placer Y Obsesión (Libro 1)

Capítulo 52

Más allá de la oscuridad.

Layla.

Troto por los pasillos de la academia, las sábanas se me pegaron como nunca debido al cansancio en mi cuerpo, por el camino llamé a Claudia y me informó que Daniel sigue igual, sin despertar, aún no lo han declarado en coma pero es bastante preocupante su situación.

Subo las escaleras entrando a la sala de juntas donde ya se encuentran todos hablando, Lanz está a la cabeza con Esteban a un costado, luciendo pulcros y autoritarios.

–Permiso. —hablo tratando de controlar mi respiración.

–Adelante.

Me siento ante la aprobación de Lanz y la mirada despectiva de Esteban, ver los puestos vacíos de Raiko, Elena, Adriana y Daniel me achican el corazón.

–Bien, retomando la conversación. —habla Lanz.  –Hemos perdido muchos camaradas en este incidente y lamentablemente nuestro Director está debatiéndose entre la vida y la muerte por culpa de los malditos esos que cada vez siguen haciendo más atrocidades.

Sus músculos se tensan y pasa a cederle la palabra a Esteban.

–Se han expandido a Bogotá, o al menos eso sabemos, han habido desapariciones, tráficos de órganos y sabemos de una fuente confiable que abrirán un club, para ser exactos un prostíbulo.

–La muerte de Alejandro a enfurecido de mas a los Gambinos, Toni se va a posicionar en el Liderazgo cosa que no le ha gustado a muchos clanes los cuales se le han revirado algo que nos da una buena ventaja.

Continúa Lanz.

–Se les informará con un email lo que deben hacer durante estos días, pueden retirarse.

Nos levantamos listos para salir de la sala pero somos interrumpidos por la presencia de un hombre alto, de cabello entrecanoso, ojos grises y tes blanca, sus brazos parecen dos postes de concreto, los músculos resaltan por encima del traje negro de tres piezas que trae.

El cabello se le pega a la frente, se adentra a la sala dejandonos estáticos en nuestro lugar, se cruza de brazos humectandose los labios rosados y carnosos, haciendo mojar a más de una de las presentes, por su porte y elegancia es como el típico Sugar Daddy con el que soñamos de adolescentes hormonales.

–Tomen asiento. —pide Lanz y acatamos la orden. –El es Alex Frost, va a sustituir al Director mientras esté en el hospital, como deben de imaginar es el abuelo de Daniel Frost.

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En esa familia no saben lo que es la imperfección, hasta el abuelo que debe tener unos sesenta años parece todo un play boy.

–Como ya ha dicho el entrenador estaré sustituyendo a mi nieto mientras esté en el hospital, conmigo entrarán en fila, nadie respira, nadie va al baño, nadie mueve un músculo sin mi autorización, se acabó lo de estar perdiendo el tiempo como maricas, conmigo se van a romper el culo y van a aprender a ser unos auténticos soldados.

Todos nos mantenemos en silencio y atentos ante el hombre de estatura alta y ojos felinos.

–No me importa si es hombre o mujer, aquí el entrenamiento es igual para todos, al que no le guste ahí está la puerta y se puede ir a la misma mierda, no voy a considerar que echen a perder esta academia y los malditos terroristas nos aplasten por andar con mariconeras.

Camina situándose al frente de todos con los brazos cruzados.

–Mis órdenes no se cuestionan, se acatan, mi palabra es ley, no quiero reclamos, incompetencia o flojera, ¿Quedó claro?