Me despido rápidamente y le agradezco a Irene por haberme alcanzado a casa. El camino hacia la puerta se me hace interminable y aun no dejo de pensar en lo sucedido minutos atrás. Se me dificulta poner la llave en la cerradura y no ayuda mucho el hecho de que la camioneta aún no se haya movido. Trato de tranquilizarme y vuelvo a intentar con la llave. Esta vez no tengo problemas, abro la puerta y le dedico una última mirada al vehículo antes de refugiarme en la serenidad de mi hogar. Esta noche sí que ha sido realmente… incomoda. El hermano de Irene es el mismo chico que vi pelear ayer en el cobertizo. Declan. Sin dudas, un muchacho imponente. Su sola presencia me causa escalofríos, y lo que ha pasado hoy… no sé qué ha sido exactamente eso pero estoy segura de no querer volver a vivirlo. No hay mucho que hacer así que mejor iré a dormir. Aun me queda un día libre sin la presencia de mi familia en la casa. Si estoy de ánimos (y no sucumbo a la vagancia) puede que mañana vaya al centro comercial. Me ha quedado gustando una funda que vi para mi celular y es de lo más tierna.
Sí, seguro mañana paso unos minutos por allá.
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La chica común y el boxeador imponente.
RomanceElla tiene dieciséis años. Él tiene veinte. Ella jamás se ha metido en problemas. Él vive para eso. Ella se asusta con mucha facilidad. Él piensa que eso es patético. Ella no quiere enamorarse. Él desconoce ese sentimiento. Kalinda necesita a...