La chica común y el boxeador imponente.

Declan:

Declan... mamá vino a verme.

Te lo digo porque sé que te enterarás tarde o temprano y prefiero que sea por mí.

Ella... Declan, escúchame, por favor.

Te amo, hermano, y créeme que no quiero otra cosa que tu felicidad pero... oye, mírame, esa mujer no es buena, ¿entiendes?

Irene no trata de hacerte un mal, hermano. Escucha lo que tiene que decir. Se que estas confundido y enojado por lo de tu madre, mas debes saber que ninguno de nosotros busca herirte. Si dijimos lo que dijimos fue porque era necesario, y era la verdad, Declan. Es la única verdad.

¡Espera un minuto, Declan! ¡No seas idiota! ¿¡Qué locura piensas cometer!? Por favor, cariño, lo que dijo tu hermana no es una estupidez. ¿Siquiera has escuchado todo lo que tiene para decir?

Sí... ya lo sabía. Irene vino y me contó todo.

¿¡Qué diablos dices!? ¡Es mi amiga y tu hermana, Declan! No actúes así... Declan...

¿Te das cuenta que una mujer que no ves en años pone en duda todo aquello que conoces y quieres?

No me importa que no me quieras a mí... Pero se que darías tu vida por Irene y Cedric. Eso no lo dudaría. No luego de ver todo lo que he visto.

Yo... ¡Maldición!... ¿Y ahora qué? Estoy perdido... y tengo miedo.