- ¡Kalinda! -grito eufórica al distinguirla.
Ella se apresura a encontrarse con nosotros y saluda a ambos con un beso en la mejilla. Yo por mi parte la abrazo.
- ¿Cómo están? -pregunta buscando su celular ya que suena.
- Muy bien. -contesto mirándola curiosa.
¿Qué hace a estas horas aquí sola? Es muy peligroso.
- ¿Estás bien, Kalinda? -es Cedric quien habla.
El color ha abandonado su rostro y no me equivoco al decir que quiere irse.
- ¿Eh? -vuelve en si y nos observa tratando de aparentar calma- Si, si. Estoy bien. -guarda su celular- ¿Qué hacen por aquí?
- Podríamos preguntarte lo mismo. -exclamo intrigada- ¿Estás sola?
- Ahora si. -aprieta sus puños a los costados de su cuerpo- Acompañé a mi hermano a la casa de un amigo, y estaba volviendo a mi casa.
- ¿Segura que todo esta bien? -insiste Cedric.
- Si, si. Recibí un mensaje de mi madre y no es... lindo. -sonríe nerviosa- Nos vemos, chicos.
Se despide rápido de ambos y aumenta la velocidad de sus pasos a medida que se aleja.
Casi puedo decir que esta a punto de echarse a correr.
Lo que le haya dicho su madre, sin dudas, no es bueno.
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La chica común y el boxeador imponente.
RomanceElla tiene dieciséis años. Él tiene veinte. Ella jamás se ha metido en problemas. Él vive para eso. Ella se asusta con mucha facilidad. Él piensa que eso es patético. Ella no quiere enamorarse. Él desconoce ese sentimiento. Kalinda necesita a...